Paul Rudd, famoso por ser buena persona y no solo buen actor, dio otra lección de humanidad y empatía apoyando a un chico de secundaria que no conoce. ¿Cómo no amarlo?

En medio de su apretada agenda, Rudd se comunicó con Brody Ridder, un estudiante recién graduado de secundaria, con el que sus compañeros no fueron tan empáticos.

Ridder, de 12 años, terminó el sexto grado en The Academy of Charter Schools en Westminster, Colorado, y como su madre lo contó en un video, quedó devastado en mayo casi ninguno de sus compañeros quiso firmar su anuario de fin de curso.

Paul Rudd da apoyo emocional a un estudiante de secundaria en un duro momento

La madre de Ridder contó a un medio local en Colorado que su hijo ya había soportado un largo y duro año de bullying.

Por lo tanto, su madre, Cassandra Ridder, publicó una foto en Facebook de las páginas del anuario de su hijo casi vacías, excepto por un par de firmas y una nota de un maestro.

Brody se escribió a sí mismo: “Espero que hagas más amigos, Brody Riddler”.

La publicación tocó el corazón de Ant-Man, razón por la que buscó a Ridder.

¡Le hizo una video llamada!

Paul Rudd da apoyo emocional a un estudiante de secundaria en un duro momento

Días después, Rudd le envió a Brody su propio casco de Ant-Man autografiado con algunas sabias palabras de aliento para el estudiante de secundaria:

“Fue genial hablar contigo el otro día. Es importante recordar que incluso cuando la vida es difícil, las cosas mejoran. Hay tantas personas que te aman y piensan que eres el chico más genial que existe, ¡yo soy uno de ellos! No puedo esperar a ver todas las cosas increíbles que vas a lograr”, escribió, firmando como “Tu amigo, Paul”.

Escribió en el casco: “¡A mi buen amigo Brody para cuando se enfrente al mundo!”. Y lo firmó como “Paul Rudd” y “Ant-Man”.

Paul Rudd da apoyo emocional a un estudiante de secundaria en un duro momento

En una captura de pantalla que Cassandra compartió en Facebook, Brody le envió a Rudd un mensaje que decía: “Eres mi superhéroe favorito”, y el actor respondió: “Eres el mío”.

¡Pff! ¡No estoy llorando, tú estás llorando!