Mean Girls, el filme de culto que nos marcó hace 15 años, no solo es una comedia. También está atestada de mensajes entre líneas, uno de ellos, la rivalidad entre las mujeres.

Hace 15 años que Mean Girls vio la luz del sol y llegó para convertirse en una de nuestras consentidas, en esa película de culto con la que todas nos identificamos en algún momento de nuestras vidas.

Y aunque Mean Girls nos dio lecciones valiosas en muchos temas (“Calling somebody else fat won’t make you any skinnier”), el eje central de la película sigue siendo punto de discusión, porque aunque cada año escuchamos más la palabra sororidad, la realidad es que muchas mujeres seguimos sintiéndonos en competencia con otras, y las Regina George del mundo, con todo su séquito de Queen Bees, siguen existiendo.

Gracias a Mean Girls (y otros filmes como The Devil Wears Prada, que también toca el tema de la rivalidad femenina) se han publicado muchos estudios que intentan explicar este comportamiento, que durante años se ha considerado parte básica de nuestro género.

La creencia de que las mujeres nos odiamos entre nosotras es tan vieja como la vida misma. Durante siglos se creyó que éramos incapaces de generar amistades verdaderas, y aunque la idea se pusiera románticamente sobre la mesa, esta era percibida como superficial, como un simple pasatiempo para que nos entretuviéramos mientras encontrábamos marido.

Según la psicología evolutiva, la agresión emocional entre mujeres se explica por la necesidad de protegernos a nosotras mismas (y a nuestra descendencia), y aunque ya no vivimos en peligro físico ni necesitemos marcar territorio para conseguir al macho más fértil y asegurar la supervivencia de nuestra especie, los sociólogos tienden a pensar que el comportamiento se ha mantenido como una regla de conducta entre nosotras.

Sin embargo, también están los sociólogos y psicólogos que, en un enfoque mucho más progre, le achacan esta agresión indirecta a una internalización del patriarcado. El psicólogo Noam Shpancer escribió que “a medida que las mujeres consideran que su principal fuente de fortaleza, valor, logros e identidad proviene de la valoración masculina, se ven obligadas a luchar contra otras mujeres por el premio”. Es decir, que mientras liguemos nuestro valor a la capacidad por encontrar pareja y tener hijos, nos seguiremos percibiendo como enemigas.

Y que aunque en este siglo esta validación relacionada con el matrimonio ha disminuido, hemos trasladado esa rivalidad a otros campos como el profesional, en el que el estereotipo se mantiene y es común escuchar que las mujeres no sabemos trabajar en equipo y que nos ponemos el pie las unas a las otras.

Sin duda el tema tiene muchos matices, pero hay un claro componente de heteropatriarcado, sobre todo si consideramos que la sociedad percibe como negativos los adjetivos de competitividad, fuerza, liderazgo y autoridad si se asocian a las mujeres, mientras que se espera que los hombres tengan todas estas cualidades.

Estas percepciones no son nuevas, sólo que ahora las vemos de manera muy evidente porque se escribe sobre ellas y porque Hollywood nos pone a Regina George en la pantalla, y esto ha resultado en un prejuicio de confirmación en el que estamos programados para identificar la evidencia que respalde la hipótesis pre-existente, es decir, que constantemente estamos encontrando pruebas de que las mujeres somos nuestras peores enemigas.

Pero como ninguna queremos terminar como Regina y cada día nos queda más claro que la única forma de conseguir una verdadera equidad de género es uniéndonos, aquí te dejamos 3 cosas que puedes hacer para alejarte de estos estereotipos y convertirte en una embajadora de la sororidad, alguien de quién la profesora Norbury (¡gracias por tanto, Tina Fey!) estaría orgullosa:

1. Cuidado con los adjetivos que usas

Tomando nuevamente a la profesora Norbury como referencia: You all have got to stop calling yourselves sluts and whores…” El lenguaje es lo que le da forma a nuestro mundo y las palabras importan, así que es momento de poner atención a los adjetivos que usamos a la hora de referirnos a otras mujeres, tanto para criticar como para hacernos cumplidos. Saquemos la palabra zorra de nuestro vocabulario, sí, pero también busquemos nuevos adjetivos para decirnos cosas positivas. Está muy bien ser bonitas, pero también seamos exitosas, talentosas, inspiradoras, creativas, líderes.

2. Entiende que tu valor es intrínseco

Una de las razones que los psicólogos han dado para explicar la rivalidad femenina es producto de nuestra inseguridad: como tú te sientes menos que la de al lado, buscas formas de hacerla sentir mal para que entonces ella no proyecte lo bueno que tiene, y por consecuencia (retorcida) tú brilles. Este tejido de emociones es muy complejo, pero para acabar de una vez por todas con la idea de que las mujeres nos metemos el pie, necesitamos entender que nuestro valor no reside en los demás sino en nosotras mismas. En la medida en que cada una de nosotras encuentre su valor y camine segura por la vida, no sentirá la necesidad de hacer menos a nadie, ni hombre ni mujer. Y una vez que encuentres tu valor y te sientas segura de él, no te lo calles, no lo escondas, no lo hagas menos, no lo dobles para caber en un estereotipo, no lo guardes para que los hombres piensen que los necesitas. A Cady Heron no le funcionó, y de verdad que no nos debe funcionar a nosotras. 

3. No juzgues a las demás

Otra de las grandes lecciones de Mean Girls es que jamás debemos juzgar a nadie por su apariencia, ni por sus decisiones, ni siquiera por sus acciones. Si no hemos andado su mismo camino, con los mismos zapatos, y durante el mismo tiempo, no podemos emitir un juicio, y hacerlo entre nosotras nos pone en desventaja. Si su falda es demasiado corta, si su marido la mantiene, si no es la más brillante o si es la mejor directora del mundo, no juzguemos, porque nadie sabe lo que esa chica ha tenido que pasar para estar donde está.

Nosotras somos las responsables de acabar con ese prejuicio de la rivalidad femenina. Demostrémonos que somos más amigas que otra cosa y que el éxito de la de al lado nos alegra tanto como el nuestro. El mundo necesita más mujeres que apoyen a otras mujeres, es la única forma que tenemos para cambiar nuestra historia.

*IMAGEN: Film Still Mean Girls