La peculiar combinación entre las fotografías de ella desnuda y con aquellas de su familia. Kim Kardashian ha hecho la pornografía disponible para todo el mundo.

En 2007 el vídeo porno de Kim Kardashian revolucionó Internet. Aquella cinta casera donde mantenía relaciones con su entonces pareja, Ray J, la catapultó a la categoría del mainstream y la convirtió en la Kardashian más famosa del clan. Diez años después, la reina de los reality shows sigue tratando de mantener su estatus de sexbomb pero algo más comedida. ¿Serán los años que la han vuelto más púdica o el hecho de convertirse en madre de familia lo que le ha hecho bajar la intensidad?

En pleno 2018, Kim ha prescindido de los vídeos amateur pero (OMG) descubrió el poder de las redes sociales y, desde hace ya un tiempo, acostumbra a subir fotos prácticamente desnuda a su cuenta de Instagram, poniendo en jaque al equipo de censura de Instagram que, seguro, se ponen a temblar con cada nueva publicación de la diva.

Al principio pensábamos que era para promocionar su nueva colonia, cuyo frasco es (literalmente) el cuerpo de la socialité. Pero una vez que subió una foto a medio camino entre el sujetador caído y el topless, tomada —según lo destacó— por su hija North, entendimos que la obsesión de la Kardashian por mostrar sus curvas, lejos de desaparecer, evoluciona con el tiempo. Y aunque ya no ha vuelto a encender la cámara, ha conseguido burlar todos los filtros e idear una especie de softporn para sus fieles seguidores.

Eso sí, lo combina, inteligentemente, con fotos extremadamente tiernas de sus hijos y empalagosamente románticas junto a su marido Kanye West. La última, hace tan solo unas horas, coincidiendo con su cuarto aniversario de boda. “Gracias cariño por darme a nuestra familia y cuidar de nosotros. Gracias por inspirarme diariamente, soy muy afortunada. No puedo esperar a lo que viene. Feliz aniversario”, publicó junto a la instantánea.

El intento de Kim no es malo; sin embargo, toda la credibilidad que podría ganar con sus arranques de amor se va al traste cuando sube una foto de sus hijos desnudos en la bañera. Y es que para todo hay (o debería haber) un límite. Claro, que ya lo había hace diez años cuando rompió el internet con aquel acto de amor junto a su galán pero, en la era de las redes sociales, cuando la línea entre privacidad y dominio público se torna cada vez más delgada, con los niños hay que extremar precauciones. Y no estamos diciendo que no quieran seguir los pasos de su mediática madre pero, al menos creemos que sería un detalle por su parte que esperara a que los pequeños tengan edad la edad suficiente para decidir por sí mismos si quieren exponer sus vidas a lo Keeping Up with the Kardashian o prefieren disfrutar de las ventajas de ser low-key.

Artículo publicado originalmente en Grazia.es
*IMAGEN: Getty Images