Moda
La consagrada musa Iris Apfel, siempre nos da lecciones de estilo. Pero, más allá de eso, es un verdadero ejemplo de vida.
En 2005, el mundo reconoció a Iris Apfel con una exhibición creada por Harold Koda que expuso parte de su extensa colección de joyería.
Fue entonces que la diseñadora de interiores que vistió la Casa Blanca para 9 presidentes, obtuvo un merecido homenaje por su genialidad y estilo.
Destinada a tener una carrera dentro de la industria de la moda, incursionó cuando consiguió un trabajo en WWD.
Su rumbo cambió cuando se casó con su esposo Carl Apfel, el experto en textiles “con quien fundó una compañía especializada en restaurar mobiliario”.
No es posible pensar en maximalismo sin pensar en Iris. Ella es sinónimo de sofisticación y utopía.
Su singular forma de vestir es lo que la ha llevado a colaborar con firmas reconocidas, incluyendo aquella con la marca de joyería mexicana, Tane.
Además, su clóset –que se extiende a propiedades y bodegas– está repleto de antigüedades y prendas de diseñador vintage que sigue utilizando y combinando con su sexto sentido de contraste.
Aunque en su documental detalla: “Me gusta improvisar”, resulta fascinante la manera en la que su creatividad rompe barreras y explota en colores vibrantes.
Son precisamente estas mismas cualidades las que hacen imposible imitar su estilo.
Para Iris, la moda dirigida a la generación millennial no tiene sentido. Así lo declaró en entrevista para The Guardian al externar su desaprobación hacia un sector que no cuenta con la seguridad económica para comprar objetos de lujo.
“Es totalmente demente, todos estos vestidos que cuestan miles de dólares, y los niños de esa edad no pueden ni siquiera pagarlos”.
Si bien, cuenta con sus propias cuentas oficiales en redes sociales –en donde usualmente comparte throwbacks o aspectos de su vida– lamenta la obsesión que estas generan en los más jóvenes.
“Aparentemente, eso es todo lo que saben hacer. Solo mira a tu alrededor. Muy pocas relaciones duran. No saben leer. No saben como escribir. No tienen gracia social. Estoy consternada por eso”.
Como alguien que hace sus propias reglas, resulta fascinante su punto de vista que, para quienes la siguen, se convierte en lecciones de vida 101.
Después de todo, la fashionista dedicó su vida a la exploración de culturas a través de viajes y más recientemente, a su cacería de curiosidades por la gran manzana.
Esto, sin dejar de lado su pasión por enseñar.
Por esta y muchas razones más, vale la pena analizar nuestras prioridades o dar buen uso a todo lo que tenemos a la mano.
Con un estilo consagrado y una pasión por descubrir, Iris siempre será nuestro role model.
