Es un placer absoluto platicar con una persona que se ha abierto un camino muy respetado en una de las carreras más difíciles de aquilatar. A punto de estrenar la segunda temporada de Monarca en Netflix, a Irene no le falta nada más que tiempo para poder cumplir sus sueños y sus metas que van más allá de estar sobre un escenario, a la vez que hace malabares para que su agenda cuadre entre su carrera, proyectos, estudios y el papel más demandante de su vida: ser mamá.

Hace unos meses nos vimos en el Hotel Pug Seal en Coyoacán, Ciudad de México, el cual nos abrieron especialmente para la sesión, tomando en cuenta las condiciones para trabajar a las que la actual pandemia nos ha llevado. Irene llegó con toda la actitud para hacer la sesión de fotos y la entrevista, en la que pudimos habernos llevado todo el día, pues no solamente era el gusto de convivir con alguien más que no es tu familia —entiéndase todo el tiempo que llevamos confinados—, sino la delicia de entablar una conversación con alguien totalmente ajeno
a lo cotidiano. Así pues, mientras la maquillaban para la sesión empezamos a platicar:

¿Qué es lo que más te gusta de actuar?

Tiene que ver con una cosa muy básica de haber encontrado en la ficción un lugar para mí. Cuando estaba en prepa y entré a mi grupo de teatro, ahí fue donde me sentí cómoda, fue en ese momento donde encontré mi lugar. Y cuando tuve que decidir que esto era a lo que me quería dedicar, me parecía incluso una travesura, pensaba ¿de verás esto puede ser un trabajo? Y resulta que sí. He logrado hacer una carrera a partir del gozo que me da ser parte de una historia, de trabajar en equipo, eso es algo que siempre me ha gustado mucho. Cuando actúas tienes que trabajar con el otro, es un trabajo siempre con el otro. Y luego con el tiempo llegar a tener el privilegio de poder escoger las historias en las que quieres participar, en las que tienes algo que decir, eso me parece muy poderoso.

¡Claro! Por ejemplo, ¿qué te llamó la atención de Monarca para aceptarlo como proyecto?

Monarca fue un proyecto que desde el principio fue imaginado como un drama familiar suficientemente poderoso y específico, culturalmente hablando de la idiosincrasia mexicana de cierta clase social, que pudiera ser interesante para otras culturas, para otros países. Además del hecho de que fuera un proyecto que Salma (Hayek) quería presentar en otros países me pareció muy atractivo. También me llamó la atención el personaje, que si bien al principio yo no entendía porque estaba muy alejado de mi realidad, me pareció muy interesante ver el viaje de una chica que no reconoce tener ni interés ni las credenciales para poder llevar una tarea tan grande como dirigir una empresa. Sin embargo, en el camino descubre que sí, que no solo tiene las credenciales, sino que es súper capaz de hacerlo y que le gusta.

Además, el tema del personaje femenino fuerte, a la cabeza de una de las empresas más importantes e influyentes del país es muy atractivo, pero la historia no está señalando únicamente eso y eso también me gustó. El hecho de que hubiera muchos otros temas que no tuvieran únicamente que ver con la chava descubriendo sus capacidades, desarrollándose y llegando a explotar quién es. Ahí estaba de fondo, pero ella no era lo único en lo que había que poner atención.

¿Y qué es lo que más te ha gustado o más has aprendido de Ana María Carranza Dávila?

Lo padre de este personaje es que es una líder desde la suavidad, no es una líder impositiva, es conciliadora. Todo el tiempo escucha, percibe lo que está pasando, no necesariamente cuando hay un problema sale a opinar o decir lo que se tiene que hacer. Tiene la capacidad de dar un paso atrás y decir ok esta es la situación entonces creo que mi plan A es este, o mi plan B va a ser el otro. Y darse cuenta de que hay un poder muy opresivo de parte de los que llevan muchos años ahí, dedicándose a eso como su hermano, quien dice “no hay forma, tú quién eres, eres una niña idiota, no creas que me vas a quitar mi lugar…” pero poco a poco Ana María se lo va ganando. En algún momento también a Ana María la domina la ambición. En el poco tiempo que pasa la historia, ella se topa con su propia ambición, con de repente sentirse mucho. Y eso también me gusta, que ninguna ideología que ella pueda tener es defendible al 100 por ciento. Y justo de eso se va a dar cuenta en esta segunda temporada, y va a empezar a negociar, va a entrar en el juego mucho más que antes. Antes era más recta y cuadrada, ahora entra al mundo de los grises y va a empezar a mancharse un poco más las manos, lo cual es muy interesante.

¿Qué piensas sobre las nuevas plataformas de contenidos como Netflix donde justo está Monarca?

Pues ahora en la pandemia para mí ha sido increíble dimensionar lo que estas plataformas han traído y la posibilidad de ofertas que nos han dado. Hoy en día que estamos confinados y que nuestra oferta cultural es mucho menor, resulta que quien nos lo puede dar son las plataformas. Me abruma de pronto la cantidad de contenido que hay en ellas, me abruma llegar a una reunión y darme cuenta de que he visto dos series de las diez de las que se hablan en la mesa, pero creo que es increíble que haya tanta oferta y tanta demanda y que puedas ver contenido a veces tan lejano a ti: que puedas ver una serie turca o un documental de no sé dónde, eso es alucinante.

Lo que me parece muy engañoso es el algoritmo, se puede convertir en nuestro peor enemigo porque te va segmentando. Él decide por ti, creo que nos toca a nosotros como espectadores ser mucho más responsables en nuestra figura como espectador y decir a ver, no voy a ver las primeras tres opciones que Netflix me está ofreciendo, voy a buscar qué otras cosas me pueden gustar. Así logras que la oferta sea realmente variada y puedas acceder a un contenido mucho más amplio.

Como productora y como actriz ¿cuál es el papel o el proyecto de tus sueños que todavía no te llega?

Eso es lo que he estado haciendo los últimos años, explorar otros caminos, y ahora tengo un proyecto que ya filmé que se llama Dante y Soledad. Es una película que hice con una amiga basada en un cuento de Guadalupe Nettel que se llama El matrimonio de los peces rojos. Teníamos muchas ganas de trabajar juntas, ella es actriz y hace unos años me invitó a hacer un cortometraje pero ella en la dirección. Cuando lo terminamos le dije: tú eres una directora, tienes que desarrollar tu carrera de directora porque te va a ir muy bien, no solamente sabes el lenguaje cinematográfico sino también el lenguaje de los actores. Tomó ese camino, filmamos la peli en noviembre del año pasado, ahora se está editando y está rolando en festivales de cine y de arte como work in progress porque todavía no está terminada. Habla de una mujer que acaba de parir y su postparto. Estoy metida en la producción porque es nuestro proyecto, es una película de Alex de la Mora y mía, y así queremos promoverla.

Este proyecto surge a partir de la inquietud y las ganas de trabajar entre dos mujeres… lo que me ha llevado a aprender un montón de cosas y a darme cuenta de que hoy que tengo la posibilidad de escoger lo que quiero hacer, quiero escoger historias que me inquieten a mí, que me conmuevan, que tenga ganas de hacerlas. En la medida de lo posible quiero que los trabajos que deba tomar sean personajes que no juzgue, que no critique, como de pronto puede pasar en las telenovelas, donde el retrato de la mujer es muy simple, muy de un trazo, muy unidimensional y eso es lo que no quiero hacer.

Pero tuviste que hacerlo para poder impulsarte, la telenovela te da una proyección impresionante…

¡Totalmente!

A lo mejor no te gustaba mucho, o sí porque en ese momento no conocías otra cosa…

Son pocos los actores de todo el mundo que pueden escoger desde el principio, es una carrera en la que tienes que estar dispuesto a hacer muchas cosas para aprender y avanzar. Contados son los que realmente tienen una carrera impecable donde no hayan hecho un trabajo del que no se arrepientan. Por ejemplo, el otro día me hablo una amiga músic@ —ya no sabemos si es musique— que tiene una carrera impresionante y le ofrecían hacer una serie de televisión. Ella ha decidido todo en su carrera y yo le decía, si estás dispuesta a tomar un trabajo en el que vas a ser una pieza de un montón de piezas, entonces tómalo, puede ser una experiencia muy enriquecedora de la que vas a aprender mucho. De otra forma la vas a sufrir muchísimo, porque las decisiones no las vas a tomar tú, tienes que saber trabajar en equipo porque tú eres una pieza del engranaje y no cualquier artista está dispuesta a trabajar así.

Creo que esa es una de las grandes virtudes que nosotros los actores podemos tener y que también juega en nuestra contra. Porque tú a veces confías absolutamente en un proyecto pensando que es el personaje de tu vida y resulta que la producción es desastrosa, o el director decidió que no iba a ser así sino de otra forma. Es súper frustrante y como ya lo aceptaste lo tienes que terminar. Con el paso del tiempo vas conciliando, negociando y vas teniendo las credenciales para que ciertas cosas en las que tenías que ceder, de pronto puedas defenderlas mucho más, pero eso toma tiempo.

¿Cómo es un día en tu vida?

En pandemia, ¡pasé tres meses siendo un desastre total!, me levantaba 8:30 am, apenas estábamos desayunando a eso de las 10:00 de la mañana, un desajuste absoluto. Mi hija se dormía a las 10 de la noche. Ahora me levanto 7 am, me baño, me apuro para que mi hija esté lista, a las 9 am la conecto al Zoom que a las 9:30 ¡termina! —¡no es cierto!— (reímos). Es bien fuerte, vamos de regreso a clases, emocionadas, corriendo para estar listas y pum, solamente es media hora. Luego a hacer las actividades del colegio, pensar qué habrá de comer.

¿Cocinas?

Cocino muy poco, cuando lo hago es porque tengo ganas. Pero tengo que organizar todo. Me turno las actividades de mi hija con mi marido. Cuando me toca a mí trato de estar con ella al cien por ciento, procuro no mandar un mail, prefiero decirle vamos a hacer la actividad y terminando pedirle unos minutos. Ahorita la verdad ni ejercicio puedo hacer, no encuentro dónde ponerlo en mi día, no se me ocurre. No todas las noches veo la tele. Ahora estoy leyendo una joya que se llama I Am Not Ashamed de Barbara Payton, es su autobiografía. Barbara fue una actriz y modelo en los años cincuenta a quien Hollywood le abrió las puertas porque era una guapazaza que empezó muy chiquita, y muy chiquita se casó, tuvo un hijo, se divorció, se casó miles de veces y luego tuvo un tema de alcoholismo muy fuerte. Pero es increíble lo puntual de la mujer, lo simpática, y la consciencia con la cual escribe. A pesar de que murió súper joven logró escribir este libro.

¿Lees en Kindle?

Jamás he leído un libro en Kindle, no me gusta, me incomoda, me choca, no.

¿Con qué actor o actriz te fascinaría trabajar?

Internacional you name it, pero más que trabajar con un guapo, buscaría a alguien con más onda, como Joaquin Phoenix, alguien con más riesgo, más peligro… Shia Labeouf me fascina. Te cambio la pregunta, con qué director me gustaría trabajar. Me encantaría trabajar con Alejandro Landes que acaba de hacer una película que se llama Monos. Vi una película que me encantó, es israelí y se llama Asia. La directora es Ruthy Pribar. También me encantaría probar con una directora brasileña: Caru Alves de Souza que dirige My name is Baghdad, ese tipo de pelis me gustan mucho.

A Irene le interesa hacer una película por el placer de trabajar y de hacer un buen contenido, algo que trascienda, no que necesariamente venda una gran taquilla, lo que me parece un lujo increíble. Pero todavía le falta muchísimo por hacer. Viajar y aprender francés son algunos pendientes, aunque en confinamiento se ha dado el tiempo de tomar un par de cursos sobre lenguaje cinematográfico. Le llama mucho la atención hacer un trabajo de ensamble entre actores ya que tiene una buenísima intuición para formar equipos. El teatro es un arte que no piensa abandonar, pero siente que ya es momento de moverse de lugar y es algo que de facto le está pasando con la producción de su nueva peli. Nos dio trabajo terminar la entrevista, ya era momento de empezar la sesión de fotos, pero queda claro que de Irene tendremos mucho que decir deseándole toda la suerte en lo que emprenda, pues el talento y la visión ya las tiene.

No te pierdas la segunda temporada de Monarca que estrena el 1 de enero de 2021 en Netflix.

Fotografías: Santiago Ruiseñor
Editora de moda: Annie Lask
Maquillaje y pelo: Gustavo Bortolotti
Agradecemos al Hotel Pug Seal Coyoacán por todas las atenciones prestadas para esta producción.