“Solo bebo champagne en dos ocasiones: cuando estoy enamorada y cuando no lo estoy”. Coco Chanel

Se cree que el origen del vino surge en el antiguo Egipto cuando el mítico rey Osiris plantó la primera vid y elaboró el primer vino y en la mitología griega se le atribuye su invención al dios Dionisio. Hay evidencia de su producción y consumo en el neolítico en una vasija del año 5400 AC hallada en los montes Zagros. Sin embargo el vino espumoso, sin impurezas turbias se inventó por un monje benedictino, maestro de bodega de la Abadía de Hautvillers, cerca de Reims, en la región francesa de Champagne en el siglo XVII, llamado Dom Pérignon (1638-1715). Este monje cambió para siempre la popularidad del vino espumoso y su producción naciendo el champagne, convirtiéndose en el vino más famoso del mundo, sinónimo de elegancia, celebración y lujo.

El camino del vino ha sido largo, los romanos introdujeron las vides en el norte de la Galia esa región de Europa Occidental que hoy es Francia, Bélgica, norte de Italia y parte de Alemania, en el siglo I DC. Desde entonces ya eran vitivinicultores hasta que surge el rey de los vinos espumosos el champagne ayudado por la importancia de la ciudad de Reims, ya que en su catedral eran coronados los reyes franceses. Durante el siglo XIII se va conociendo más el champagne con las ferias se abren mercados internacionales y el champagne se convierte en un gran negocio.

La casa Moët & Chandon compró la abadía de Hautvillers en 1823, aquella donde  vivió el monje Dom Pérignon a quien primero le otorgaron el título honorífico de  Dom y después le dieron el segundo puesto dentro de la abadía: maestro de bodega.  Sin duda fue un maestro en la mezcla de vinos de diferentes viñedos teniendo como cometido eliminar las burbujas en el vino tinto. En un tratado escrito por su alumno Frère Pierre le atribuye el primer vino tinto sin gas y la prensa de champagne tradicional. Dom Pérignon también regresó a los tapones de corcho y empleó botellas de vidrio inglesas que eran más resistentes para que no explotaran con la fermentación y perfeccionó el proceso de elaboración del vino blanco pero utilizando uvas negras.

Bottles of Champagne in the Taittinger cellars, Reims, Champagne-Ardenne, France.

Más tarde aparecen casas tan legendarias como la de Jean-Rémi Moët y Mme, Clicquot-Ponsardin la Veuve Clicquot (la viuda).

El champagne siempre ha sido un vino caro pues requiere mayor tiempo y esfuerzo en su elaboración método conocido como Champenoise y hoy día denominado método tradicional.   

El champagne posee denominación de origen y únicamente el que se produce en la región de Champagne en el noreste de Francia puede llevar ese nombre. Se debe elaborar con uvas negras Pinot Meunier y Pinot Noir y con uva blanca Chardonnay. En cuanto al proceso al cosechar las uvas en octubre se prensa la uva una primera vez y el jugo que se produce se llama cuvée y es rico en azúcares y ácidos. En el siguiente prensado el jugo es más turbio (es el mosto o cola). El jugo se deja fermentar durante unos 10 días en cubas de acero inoxidable y a veces de roble. Sigue el proceso que se llama ensamblaje en el cual se mezclan jugos de diferentes orígenes y años. Para clarificarlo se le adiciona gelatina o arcilla y las impurezas se van al fondo, enseguida se trasvasa en varias tinas para ir eliminando los sedimentos y finalmente se envasa en botellas y se tapan de manera provisional y ya en la botella se añade azúcar y levadura produciendo una segunda fermentación o prise de mousse que es la que crea las burbujas.

Fueron surgiendo más casas productoras de champagne Ruinart, Taittinger, Moët, Roederer, Clicquot, pero es ésta última quien inventa una caja con agujeros donde acomodar las botellas, utilizando la cubierta de madera de su cocina, para poderlas transportar. En el siglo XIX otra viuda la señora Pommery fue pionera en el champagne brut mucho más seco.

FRANCE – JULY 02: The house of Champagne Louis Roederer in Boulevard Lundy in Reims, Champagne-Ardenne, France (Photo by Tim Graham/Getty Images)

Recuerda que para beber una copa de champagne nunca debes llenar la copa más de un tercio y debes sujetar la copa por el tallo para que no se caliente.

“¡Champagne! En la victoria lo mereces y en la derrota lo necesitas”. Napoleón Bonaparte