Quiero confesar con mucha pena, que soy la menos ecológica del mundo pese a que mis papás me inculcaron una cultura rígida del cuidado medio ambiental. He fracasado en todos los intentos por reducir mi consumo. Algunas veces bebo café del Starbucks, olvido la luz prendida, no soy vegana ni hago composta.

Escribo bajo este contexto, porque hasta para personas muy poco “verdes” como yo, existen acciones cotidianas que podemos apropiar con un poco de interés y perseverancia, hasta convertirlas en hábito.

Comparto estas acciones que son parte de mi rutina diaria y que al final del día me hacen sentir contenta de no ser parte total del problema:

UNA BOLSA EN EL BOLSO (INCLUSO SI JURAS QUE NO LA VAS A OCUPAR)

  • Hazte de una bolsa ecológica ¡ya!, las bolsas de polietileno tardan ¡cuatro siglos! en degradarse completamente ¿te imaginas? ¡400 años! Lo más importante es que no te separes de ella, incluso si piensas que no vas a comprar nada. Puedes llevarla con mucha facilidad en tu bolso de mano o mochila. Hay de muchos tamaños y colores, la mía es rosa y me encanta cargar con ella.

TUPPERS

Casi todos los días pido comida para llevar, así que llevo mis propios trastes para que me coloquen la comida ahí. Nunca hay pierde, un tazón para la entrada, un tupper más grande para el plato fuerte y uno más pequeño para el postre. Le pido al mesero que no me pongan cubiertos desechables ni bolsas extra.

  • Sé que a veces es simplemente inevitable huir del unicel, así que cuando llega a mis manos procuro darle varios usos antes de decidir tirarlo, por ejemplo, me resulta muy útiles para organizar cosas en el refri como los chiles, frijoles o la comida que no se termina.

Esta práctica no sólo aplica con el unicel, hay un montón de cosas a las que podemos darles otro uso antes de deshacernos de ellas, como los botes de yogurt que son muy prácticos para guardar cosas porque tienen tapa. Otro ejemplo son los garrafones de 5 o 6 litros de agua, puedes cortarlos por la mitad con un cúter y hacer cestos de basura para tu casa u oficina o lindas macetas.

Cámbiate a la copa menstrual ahora mismo

  • Sí, seguramente has leído lo maravillosa que es, y en efecto ¡lo es! No sólo porque brinda beneficios increíbles a tu cuerpo, como evitarle a tu vagina todos los químicos, geles y perfumes de las toallas. El placer de dormir desnuda, nadar y hacer cualquier deporte con la garantía de no tener fugas, (eso sin contar el dinero que vas a ahorrarte), sino porque es ecológica. Verás:

Una mujer usa de 10,000 a 15,000 toallas y/o tampones desechables en su vida.

¡Las toallas sanitarias tardan hasta 500 años en degradarse!

Durante la mudanza la dejé la copa en casa de mis papás y la he extrañado muchísimo, afortunadamente el próximo mes ya la tendré conmigo de nuevo. Si no sientes confianza de usar la copa, siempre tienes la opción de utilizar las toallas de fibra de bambú que son reutilizables y tienen diseños muy lindos.

Romper los anillos de plástico

Yo no creía que este hábito fuese tan importante hasta que vi una de las cosas más tristes de mi vida un día de playa. Un pequeño lagarto estaba atorado en uno de esos anillos de cerveza, de modo que entre más intentaba escaparse más se lastimaba. Afortunadamente un amigo pudo ayudarle cortando el plástico, pero hay muchos que no tienen la misma suerte. Así que por favor, cuando compres cerveza por six o cualquier otra bebida, recuerda cortar todos los aros.

Estos son algunos de los hábitos que he apropiado, y claro, como todo hábito se forma sólo a base de repetir y repetir hasta que un día lo haces de forma automática.

Me gusta pensar que de pequeñas gotas de agua, está formado el mar.

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Fotos: BBVA, Ecología verde,