En los aproximadamente 13 meses que llevamos de pandemia, la forma de comunicarnos con los demás y de trabajar, cambió drástica y aceleradamente. Muchas personas, empresas y organizaciones estaban listos para el desplazamiento a lo digital, pero en la mayoría de los casos no fue así, enfrentando situaciones difíciles y dándonos de topes con la tecnología.

Zoom y otras plataformas de videollamadas se convirtieron, de la noche a la mañana, en la salvación de muchas empresas para mantener el contacto y las reuniones con su personal. La curva de usuarios que se unió a estas plataformas comenzó a ascender sin parar, pero ahora estamos en un momento de estancamiento, en el que incluso se dice que estas reuniones virtuales han dejado de ser productivas. ¿Por qué?

Un estudio reciente de la Escuela de Negocios Tepper de Carnegie Mellon y del Departamento de Comunicación de la Universidad de California, sugiere que los métodos de comunicación no visual mejoran las señales de audio, sincronizan mejor entre todos los presentes, y son más efectivos. ¡Todo lo contrario a una videollamada de Zoom!

El interesante estudio aborda además el concepto de “inteligencia colectiva” (la capacidad de un grupo para resolver una amplia gama de problemas) y cómo la sincronía en las señales no verbales ayuda a desarrollarla. “Hay muchas formas de sincronía, pero la opinión común es que la sincronía ocurre cuando dos o más comportamientos no verbales están alineados. Esencialmente, la conversación es lo que sucede cuando al menos dos hablantes se turnan para compartir sus pensamientos, y las señales no verbales son la forma en que establecen cuándo y cómo tomar estos turnos”, se lee en el estudio.

Basado en este concepto, los investigadores sugieren que no es posible tener sincronía si la comunicación no es de manera presencial, pues las señales o lo que también conocemos como lenguaje corporal, no sucede durante una llamada a través de una pantalla.

“Descubrimos que las videoconferencias pueden reducir la inteligencia colectiva. Esto se debe a que conduce a una contribución más desigual de la conversación y altera la sincronía vocal. Nuestro estudio subraya la importancia de las señales de audio, que parecen verse comprometidas por el acceso al video”, explica Anita Williams Woolley, profesora asociada de Teoría y Comportamiento Organizacional en la universidad en cuestión, y coautora de esta investigación.

¿Qué significa esto para las empresas y organizaciones cuyos colaboradores todavía están separados físicamente por la pandemia? “Podría valer la pena desactivar la función de video para promover una mejor comunicación e interacción social durante la resolución colaborativa de problemas”, concluye el estudio.

¿Te sientes identificada con esto? Ahora ya sabes cuál podría ser la solución. 

*IMAGEN: Getty Images