¿Alguna vez has sentido que tu trabajo ya no te motiva como antes y te dan ganas de hacer lo estrictamente necesario para después irte sin dejar una estela de ti en la oficina?

Resulta que eso tiene nombre y se llama quiet quitting, que se traduce como renuncia tranquila o silenciosa. No se refiere a abandonar tu puesto laboral, sino a ajustarse estrictamente a las funciones de la posición.

Tal vez esto no sea tan malo, pues sería lo que tendríamos que hacer para evitar ser víctimas del “burnout” (agotamiento extremo).

“Este término metafórico parece indicarnos que existe una disfunción en la relación que el trabajador tiene respecto a sus tareas su empresa. El trabajo no le da grandes satisfacciones por lo que éstas no le estimulan ni le mueven a dar más”, explica Rafael San Román, sicólogo de Ifeel, una plataforma de bienestar y apoyo sicológico para individuos y organizaciones.

Por otro lado, la directora en HAYS España, Noelia de Lucas, que explica cómo este tipo de renuncia afecta a las empresas, desde su punto de vista como directiva.

“Esa es la diferencia entre un trabajador correcto, con el que se establece casi una relación mercantil, y uno comprometido, que es el que hace un sobre esfuerzo. Se necesitan fuerzas equilibradas, que gente comparta diferentes visiones y, sobre todo, que el empresario no abuse de las vidas de las personas”, dijo.

“Las nuevas generaciones nos han ayudado a regular tiempos, saber decir que no y respetar nuestra vida personal. Entiendo que haya quien cumpla con los horarios, pero en determinados momentos tienes que saber que para dar un paso adelante, has de dar algo de compromiso”, agregó Noelia.

El sicólogo, Rafael, expone que dicho término en realidad se trata de una manera eficiente de trabajar.

“Si nos referimos a un trabajador que hace su trabajo en su horario y ni una tarea más, ya es algo diferente, porque a no ser que los resultados digan lo contrario, no hay porqué considerar que es una dimisión”, dijo.

Pero también agregó que si es una persona que se organiza bien, entiende su trabajo como lo que es, no debería ser tomado a mal. “No gasta más energía de la que considera necesaria y eso le permite reservar energías recursos y tiempo para dedicarlo a otros aspectos de su vida… ¿Qué problema hay?”, agregó.

Tanto Rafael, como Noelia, coinciden en la importancia de una cultura empresarial que respete y fomente el salario emocional de sus trabajadores. Esto tiene que ver con una serie de retribuciones que van mucho más allá del pago de dinero.

Pero ¿qué es realmente ser productivos?, aquí te compartimos una definición bastante interesante y con un toque de sabiduría en ella, de César Piqueras, conferenciante, formador, coach ejecutivo y escritor.

“La palabra productividad incluye la palabra vida dentro, es decir, las personas más productivas no lo son por querer más resultados, sino por tener mejores vidas. Para mí la productividad es bienestar mental, emocional, físico y espiritual, y en todos esos planos hemos de ser excelentes para ser productivos”, explica Piqueras.

Priorizar la salud mental, para así lograr escapar de la cultura del sobre trabajo es algo que no debería alarmarnos en lo absoluto, pues hemos sido presas de una cultura obsesionada con la productividad y con las horas extras.