La situación se complica en todos los sentidos para el príncipe Andrew, con repercusiones importantes tanto en su vida pública, familiar y personal.

Su madre, la reina Elizabeth II, ha decidido quitarle todos los títulos y afiliaciones militares y patronales, que han sido regresadas a la monarca por el poder que ella representa. De esta manera, ya no podrá ser llamado “Su Alteza Real” en ningún cargo oficial.

Asimismo, dejará de percibir ingreso como miembro de la familia real británica, pagando los gastos de su defensa en Nueva York con sus propios medios, como cualquier ciudadano privado.

Así lo informó el Palacio de Buckingham a través de un comunicado difundido en sus distintas redes sociales.

Esta decisión ocurrió unas horas después de que el Juez Lewis A. Kaplan, decidiera el miércoles 12 de enero que el caso de la demanda de Virginia Giuffre contra el príncipe Andrew y Jeffrey Epstein, sigue adelante, a pesar de los intentos de la defensa del príncipe para que se desestimara la demanda.

El juez argumentó que era demasiado pronto para tomar una determinación sobre la desestimación que el duque pretende realizar, y que el acuerdo de 2009 que firmaron Virginia Giuffre y Jeffrey Epstein por $500 mil dólares, no liberan a Andrew de toda responsabilidad legal, como lo estableció su defensa.

La decisión de la reina también ocurrió luego de que una carta firmada por más de 150 veteranos de la Royal Navy, Air Force y Army, llegara a sus manos, pidiendo que despojara a su segundo hijo de todos sus títulos y rangos en las fuerzas armadas.

La carta decía que Andrew “no había alcanzado” los más altos estándares militares de “probidad, honestidad y conducta honorable (…) Es difícil no ver, cuando los oficiales superiores lo describen como ‘tóxico’, que ha desacreditado los servicios con los que está asociado”.