Siguen los tributos a Lady Di en todo tipo de presentaciones a 22 años de su muerte. Ahora fue Tory Burch quien dejó en claro que la princesa del pueblo continúa inspirando el estilo del presente. Pero para ser claros, no es sobre la gran figura que tomó por sorpresa a los medios cuando anunció su compromiso con el soltero más codiciado de los setenta y ochenta. No. Burch más bien decidió ir más atrás e indagar en quién era Diana Spencer antes de ser parte de la monarquía británica.

Althorp House, la casa de los Spencer, es una propiedad rodeada de flora. Fue ahí donde la princesa nació, creció y vivió con sus padres y hermanos. La naturaleza siempre fue favorita de la princesa e incluso rodea su tumba —36 árboles de roble delimitan el camino al lago ovalado donde yace el cuerpo de Diana, 100 ramilletes de rosas y 1000 nenúfares. Tomando esa conexión, la diseñadora no escatimó en hacerla protagonista a través de los bordados y motivos que protagonizaron cada prenda.

La nostalgia se percibe en cada look a través de los detalles —baby collars, sutiles cadenas doradas, perlas que cuelgan como gotas de agua, lunares (favoritos de la Diana), volantes y un patchwork alusivo a los textiles ingleses. Siluetas relajadas y una muy particular demostración de los ochenta con toda la simpleza y frescura que caracteriza a la firma. Con ello, esos suéteres de punto que Diana llevaba cuando apenas era una personalidad nueva para los paparazzi, aparecieron en iteraciones modernas.

Sin dejar de lado los vestidos, Tory Burch presentó su propia versión de volumen sobrio —como lo declara en el comunicado— en las mangas de globo. Con ellas y los estampados a cuadros, la representación clásica se sintió aterrizada. Jugando con aquel estilo que luego detonó a la musa, la diseñadora hizo que hasta los más mínimos detalles resaltaran sin esfuerzo alguno —justo como Diana lo hizo desde el primer momento que apareció frente al ojo público.

*IMÁGENES: Cortesía de Tory Burch