Ni Brad Pitt ni Leonardo DiCaprio son novatos en producciones de Quentin Tarantino. En 2012, DiCaprio fue el magnate racista Calvin Candie en Django desencadenado (Django Unchained); mientras que Pitt interpretó al teniente Aldo Raine en Bastardos sin gloria (Inglourious Basterds) hace 10 años. Si bien, ambos personajes podrían considerarse clásicos dentro del universo tarantinesco, Candie era el antagonista de la historia y el papel de Raine, como en muchas películas de Tarantino, se repartía el crédito con otros más, pero en Once Upon A Time In…Hollywood, la producción más reciente del director de Pulp Fiction, la cosa es distinta.

El guión, escrito por el mismo Tarantino, está centrado en Rick Dalton (DiCaprio), un actor de televisión de finales de los sesenta que trata de hacer la transición al cine y Cliff Booth (Pitt), el doble que lo ha acompañado buena parte de su carrera y quien profesionalmente se ha enganchado a Dalton. 

“Soy producto de una serie de televisión de vaqueros de los cincuenta y llegué a mi fecha de expiración, por llamarlo de alguna forma. Además hay una nueva ola, no solo cinematográfica sino cultural. Estaba el movimiento en favor de la paz, el de los hippies, comenzaba el pelo largo para los hombres y las personas andróginas, Rick no hizo esa transición así que está tratando de poner un pie en Hollywood”, explica DiCaprio. “Lo interesante de la relación de mi personaje con el de Brad es que él se alimenta del éxito de mi carrera, y apenas se mantiene del poco trabajo que Rick consigue, así que él está en una situación más difícil”.

La intención de Tarantino en Once Upon A Time In… Hollywood es mostrar los tres niveles del Hollywood de 1969: el de las estrellas representado por Sharon Tate, la entonces esposa de Roman Polanski, que en la película es interpretada por Margot Robbie, el de los actores que fueron conocidos pero cuyo tiempo ya pasó que ilustra Rick Dalton, y el de la gente que trabaja por años en Hollywood pero que el público no conoce, como el caso de Cliff Booth.

Cuando se anunció la filmación de esta cinta hace unos años, lo primero que se dijo fue que trataría sobre el asesinato de Sharon Tate a manos del clan de Charles Manson, el crimen más sonado del siglo XX en Estados Unidos, pero teniendo a Leonardo DiCaprio y Brad Pitt en el elenco, Tarantino sabía que tenía algo más que un hecho histórico para hacer una buena película.

Esta es personal

Si ver a estas dos estrellas juntas en la pantalla grande es un deleite, verlos interactuar en la misma habitación es una experiencia única. Estamos en el hotel Four Seasons de Beverly Hills comprobando que Leonardo DiCaprio y Brad Pitt son punto y aparte en todo aspecto. Lejos 

de ver una batalla de egos entre las dos estrellas más exitosas de sus respectivas generaciones, ambos se saludan con un abrazo fraternal e intercambian bromas al más mínimo pretexto. 

Brad, quien tiene 55 años, lleva unos jeans deshilachados, una T-shirt blanca de manga larga sobre la que ha puesto otra verde de manga corta, una boina y unos tenis; mientras que Leonardo, de 44, está enfundado en un atuendo más conservador, jeans y chamarra negros con una camisa marrón, además de que esconde un cigarro electrónico al que le da caladas cada vez que Brad tiene la atención sobre él. “Fue muy divertido trabajar con Leo, muy fácil, es agradable no tener toda la responsabilidad del filme por tener a un compañero que sabe cómo cargar también con esto”, dice Pitt. “Eso hizo que la responsabilidad se repartiera y todo fuera más fácil. Tuvimos escenas muy divertidas donde acabábamos muertos de risa”.

Según las palabras del mismo Tarantino, Once Upon A Time In… Hollywood es la película más personal que ha filmado hasta ahora, pues él mismo vivió en 1969 en Hollywood y tiene muchos recuerdos de esa época, lo es tanto que para él es el equivalente de Roma. 

Aunque Leo no había nacido en el ‘69 y Brad no vivía en Los Ángeles en esos días, ambos concuerdan en que esta también es una película muy personal para ambos por tratar tan de cerca a la industria cinematográfica en una época de cambios, algo muy parecido a lo que sucede ahora. “Yo soy de Los Ángeles, así que fue algo muy personal para mí en el sentido de que siempre me he considerado muy afortunado por estar en la posición en la que estoy. Mucha gente dice que es cuestión de preparación poder llegar hasta aquí, pero en realidad solo tienes una oportunidad, y si bien tienes que estar preparado, también debes estar en el momento y en el lugar correctos cuando llegue ese chance”, dice DiCaprio. “Hollywood es un ecosistema en el que el 99.9% de las personas que están preparadas no reciben esa oportunidad, Rick Dalton es un reflejo de esa cultura, que es justo en la que crecí”.

Leonardo dice entre risas que aunque no había nacido en 1969 sus padres viven atrapados en ese año, así que tampoco le fue ajeno el escenario que planteó Tarantino en la película, mientras que Brad comenta que lleva ya casi 30 años viviendo en Hollywood y está enamorado de la ciudad, algo que, sin que él lo planeara, está impreso en el filme. “La película es una carta de amor a la ciudad, a la época, al mismo cine. Los Ángeles ha tenido muchas encarnaciones, cuando llegué aquí se le prestaba más atención al hambre y a la necesidad, pasabas mucho tiempo en el coche y nadie te iba a dejar pasar”, recuerda. “En estos días siento que la gente está más enfocada en el arte y la creatividad, y hay más actores recibiendo oportunidades gracias al streaming”.

El principal asesor de ambos actores para recrear ese espíritu de finales de los sesenta fue el mismo Tarantino. Leonardo DiCaprio comenta que él y Brad Pitt tuvieron varias pláticas con el director para definir los rasgos de sus personajes, y llegaron a la conclusión de que Rick Dalton debería estar agradecido por la posición en la que está, mientras que Cliff tendría que estar más preocupado por estar anclado a la carrera de Dalton. “Nuestros personajes son las dos caras de la misma moneda, así que aunque cada uno tiene su propio viaje, siempre nos congregamos. Nos dieron unas grandes historias de respaldo así que hay mucha historia detrás”, dice DiCaprio. “Buena parte de la película está hecha con el silencio de nuestros personajes, cuando estás con quien ha sido tu cómplice por tanto tiempo hay comodidad en el silencio y eso salió natural, porque sentíamos que de alguna forma conocíamos nuestro pasado. Fue muy interesante improvisar en algunas secuencias porque sentíamos esa historia juntos por todo ese trabajo que tenían nuestros personajes”.

Lejos de parecerse en algo a sus nuevos personajes, Leonardo DiCaprio y Brad Pitt han representado el punto más alto de la cadena alimenticia de Hollywood por muchos años, y todo indica que lo seguirán haciendo por bastante tiempo, pues pocos actores se saben al derecho y al revés los secretos de Hollywood como ellos.

Entrevista por Alberto Rojas Eguiluz publicada originalmente en la edición de Agosto 2019.

*IMÁGENES: Cortesía de Sony Pictures/Getty Images