Hablar de Coco Chanel es como hablar de Virginia Woolf o F.Scott Fitzgerald o George Orwell o Georgia O’Keeffe —todos caen dentro de la misma categoría de grandes artistas del siglo XX. Claro, seguro se te ocurrirán muchos más nombres, pero por ahora centrémonos en la única, Gabrielle Chanel. Su nombre es inconfundible y cualquiera sabe de ella y su aportación al mundo estético. Lo hemos hablado cientos de veces: liberó a las mujeres de los corsés, hizo al tejido jersey una tela de lujo, y la lista sigue. Pero lejos de esas grandes enseñanzas, que de cierta manera fueron imposiciones para un bien artístico, también están sus lecciones de estilo. Esas son palpables al instante a través de las fotografías que hay de ella, pero se definen cuando habla sobre su inequívoco gusto, que si bien, la llevaron a convertirse en dictadora de la elegancia sin pretensiones.

Quizás en aquellos años —hablamos de las primeras décadas del siglo XX— el concepto de minimalismo no estaba bien formulado. Coco Chanel impuso los cimientos de la estética en cuanto a estilo se refiere. Eliminó la extravagancia, que aunque soñó con ella en su infancia, la catalogó como de mal gusto. En las conversaciones que tuvo con Paul Morand, Chanel se refiere a esa época de decadencia como falsa y se atribuye haberle dado honestidad a la moda —”Yo redescubrí la honestidad y, a mi manera, hice la moda honesta”, declaró la couturier. Esa idea para Chanel equivale a atemporalidad, “[…] es por eso que el outfit que llevé a las carreras en 1913 también puede usarse en 1946, porque las nueva condiciones sociales son la mismas que me llevaron a vestirlas”, dijo. Así que no es extraño que aún sigamos recurriendo a ese magnifico estilo que tanto la caracterizaba —que empezó con un “abrigo de piel de becerro y outfits simples”, así lo describe— para inspirarnos a vestir hoy… Algo así como un manual. Lo puso en palabras contundentes durante aquellas charlas (hoy un libro titulado The Allure of Chanel, y un must read) que todas deberíamos tener en mente al momento de vestir. Por eso reunimos las mejores citas para que las tengas como credo y mantras.

Sobre los vestidos…

“Un vestido de noche es lo más fácil. ¡El jersey es otro tema! […] Una tela fina es hermosa en sí misma, pero cuanto más lujoso es un vestido, más pobre se vuelve”.

Sobre el negro…

“Así que impuse el negro; todavía es fuerte hoy, porque el negro borra todo lo demás. Solía tolerar los colores, pero los trataba como masas monocromáticas”.

Sobre el fit de una prenda…

“El arte de la Alta Costura radica en saber realzar: levantar la cintura por delante para que la mujer parezca más alta, bajar la espalda para evitar que la cola se caiga (la cola ‘en forma de pera’ es, lamentablemente, demasiado frecuente). El vestido debe cortarse largo por la espalda porque se levanta. Todo lo que alarga el cuello es atractivo”.

Sobre la belleza…

“La belleza no es igual que ser bonita: ¿Por qué tantas madres enseñan a sus hijas a ser afectadas, en lugar de enseñarles sobre la belleza? […] La belleza perdura, lo bonito pasa. Sin embargo, ninguna mujer quiere ser bella; quieren ser siempre bonitas”.

Sobre las joyas…

“Nada se parece más a una joya artificial que una joya muy hermosa. ¿Por qué permitirse obsesionarse con la hermosa piedra? Bien podrías llevar un cheque alrededor del cuello […] Un pendiente muy blanco en el lóbulo de una oreja bien bronceada me deleita […] La manía de querer deslumbrar me repugna; la joyería no es para despertar envidia; aún menos asombro. Las joyas deben ser vistas con inocencia, más bien como uno disfruta de la vista de un manzano mientras pasas rápidamente en un automóvil”.

Sobre la moda…

“La moda debe discutirse con entusiasmo y sensatez; y sobre todo sin poesía, sin literatura […] La moda debe expresar el lugar, el momento […] La moda tiene un sentido en el tiempo, pero no en el espacio”.

*IMÁGENES: Getty Images