Es importante identificar las formas de violencia verbal y psicológica que se esconden detrás de frases cariñosas y se disfrazan de amor.

¿Cuántas veces no hemos escuchado a una pareja pelearse y nos quedamos pensando que su relación se escucha bastante tóxica? ¿O cuántas veces hemos escuchado al novio de una amiga decirle cosas que nosotras jamás le toleraríamos a nuestra pareja?

Esta es una forma de violencia verbal y psicológica que muchas mujeres hemos aprendido a detectar, pero la que a todas nos sigue costando trabajo, es esa violencia que se disfraza de amor, esa que se esconde detrás de frases que pudieran sonar cariñosas, pero cuyo trasfondo implica un control emocional sobre el otro.

El INEGI, en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres, considera cinco tipos de violencia: física, emocional o psicológica, sexual, económica y patrimonial. Y en México, 46.1% de las mujeres ha sufrido alguna en sus relaciones de pareja. Lo más complejo es que muchas señales de violencia son ignoradas o incluso justificadas. En una encuesta realizada por ambos institutos salió que 17% de las mujeres cree que una esposa debe obedecer a su pareja en todo lo que él indique. What?

El hecho de que estas agresiones vengan disfrazadas de afecto, envueltas en frases cariñosas, las vuelve sumamente peligrosas, porque no estamos siendo capaces de identificar que lo que nos están diciendo es violento.

Por eso, hoy reunimos algunas frases que funcionan como focos rojos para detectar si estás siendo víctima de violencia emocional o psicológica:

Te estuve marcando y estaba ocupado, ¿con quién estabas hablando?

¿Por qué estás conectada tan tarde? ¿Con quién hablas?

Mejor ponte pantalón, no me gusta que los demás te vean las piernas.

Vamos a cambiar ese vestido por uno menos escotado.

No me gusta que hables con Juan porque aunque tú dices que es tu amigo, yo sé que quiere contigo.

No le cuentes nuestros problemas a tu mamá (o a tu mejor amiga), no quiero que se preocupen.

¿Te vas a comer eso? ¿No crees que ya comiste suficiente?

¿Ya no me amas o por qué no quieres tener sexo conmigo?

Prefiero acompañarte, no me gusta que salgan puras mujeres solas.

Tú eres mi razón de ser, si algún día me dejas, me mataría.

Las reacciones desmedidas, los celos excesivos, las llamadas a todas horas, la falta de espacio personal, los gritos, los chantajes, la manipulación para que hagamos lo que él quiere, todas son formas de violencia emocional, esa que va tan calladita que parece no hacer daño, pero que va mermando poco a poco tu autoestima y tu capacidad para decidir por ti misma.

Un poco de celos no están mal, preocupación genuina por tu alimentación está bien, preocupación por que pases frío está bien, una sugerencia para que lleves chamarra será bien recibida, pero que quiera controlar la forma en la que te vistes, lo que comes, cuándo tienes ganas de tener sexo y con quién hablas, eso es violencia.

Y necesitamos aprender a identificar cuando nos estamos enrollando en una relación excesivamente controladora, porque si no lo notamos desde el principio, podemos alienarnos (o permitir que nos alienen) a tal punto en que empecemos a sentir que si no estamos con esa persona no podemos estar con nadie más, porque nos vamos volviendo tan codependientes que nos alejamos de nuestras amistades, de nuestra familia, y lo que es peor, de nosotras mismas.

Ahora, estas frases pueden ser más evidentes para algunas, pero acá te dejo cinco que suelen disfrazarse mejor que las demás, palabras que podrían sonarte súper románticas, pero que en realidad tienen el mismo efecto que las anteriores:

Eres mía

Nadie te va a querer como yo

Sin ti me muero

No seas tontita

Estoy loco de celos por…

¿Te han dicho algo como esto?

 

*IMAGEN: Film Still Revolutionary Road