Cada casa de moda tiene a su ícono. El de Dior no es un bolso, ni un par de pumps, ni una fragancia. El de Dior es la Bar Jacket. Ese saco que marcó el inicio de una nueva estética en la moda tras la ocupación Nazi en París y la Segunda Guerra Mundial. Una de las prendas que componen al New Look y que es vivo testamento del inigualable gusto nostálgico del couturier Christian Dior. El emblema es [casi] el corazón de la maison y ha sido recreado por todos los directores artísticos, menos Yves Saint Laurent —Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y ahora la primera mujer, Maria Grazia Chiuri.

Christian Dior por Marc Bohan, otoño-invierno 1965

 

Christian Dior por John Galliano, primavera-verano 2009

 

Christian Dior por Raf Simons, Alta Costura otoño-invierno 2012

 

Christian Dior por Maria Grazia Chiuri, Alta Costura primavera-verano 2018

El poderoso símbolo fue presentado ante el mundo con la primera colección de Monsieur Christian Dior, un 12 de febrero de 1947 en 30 avenue Montaigne. “Clara, redondeada, énfasis en el busto, cintura marcada, cadera acentuada”, así describió la silueta “8”, la del New Look, en las notas que acompañaron la propuesta. El couturier quería resaltar la silueta femenina, hacer énfasis en su belleza: “Todo alrededor de nosotros, la vida comenzaba de nuevo. Era tiempo de una nueva tendencia en la moda”, escribió Dior en sus memorias.

Presentación de la colección Alta Costura primavera-verano 1947

 

La Bar Jacket es un diseño impecable porque Christian Dior veía la Alta Costura como arquitectura —“veo mi trabajo como arquitectura efímera dedicado a la belleza de la figura femenina”. Y aunque él mismo tachaba sus ideas como pasajeras, la prenda resultó ser novedosa, innovadora y eterna.

Hoy, en los talleres de la maison en París, la confección de dicho ícono sigue replicando la práctica tradicional desde hace 73 años. Iniciado por un boceto, ahora incorporando y apoyándose por nuevas tecnologías, los premières persiguen la precisión que en su momento Dior impuso. Al momento de armarlo, cada puntada, cada corte, cada ensamble y cada botón representan el inmortal sueño del couturier. Y el manifiesto de feminidad y opulencia, se impregna con el mannequin.

*IMÁGENES: Cortesía de Dior