La generación Z, comprendida por jóvenes de entre 13 y 27 años, y las empresas tradicionales se encuentran en un choque generacional, pues ambos se enfrentan a desafíos como el deseo de innovación de los jóvenes y la falta de flexibilidad de las empresas.

“Los choques generacionales pueden ser inevitables, pero entender a los futuros jóvenes profesionales y estar dispuestos a probar nuevos procesos en el trabajo se ha convertido en una necesidad para las empresas que buscan mantenerse a la vanguardia”, afirma Antonio Rivero, director general de Napse.

Para esta generación el mantenerse en una oficina con un horario fijo podría significar estar restringidos o cuartados, pues prefieren horarios flexibles, realizar home office, donde puedan tener un balance entre su vida personal y laboral.

“Brindar opciones flexibles puede aumentar la satisfacción y la productividad de los empleados de la Gen Z. De hecho, ya que, según una encuesta de Deloitte, la mayoría de los jóvenes considera que tener un equilibrio entre la vida personal y laboral es crucial para su bienestar y felicidad en el trabajo”, agrega.

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Por otro lado, los jóvenes están muy familiarizados con el uso de nuevas tecnologías, y esto podría ser otro factor que choca con los métodos rígidos de las empresas tradicionales.

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“Los jóvenes buscan un trabajo que tenga un propósito y que les permita contribuir a la sociedad de alguna manera. Aquellas empresas que deseen atraer y retener a esta generación deberán demostrar un compromiso auténtico con la sostenibilidad, la diversidad y la responsabilidad social corporativa”, asegura Antonio.

La realidad es que las empresas necesitan renovarse y ajustar sus protocolos a las nuevas generaciones, y aunque esto implica un gran desafío, sin duda es vital para para que puedan aprovechar de manera más efectiva todo su potencial.