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Empezó como un rumor en redes sociales pero su publicista ya lo ha confirmado: Prince falleció hoy a la edad de 57 años.
Las circunstancias de su muerte aún no están claras, algo que -por otra parte- va bien con un personaje que en algún momento nos acostumbró a referirnos a él como “el artista antes conocido como Prince”, cuando cambió su nombre. Prince amaba los misterios y la ambigüedad.
“¿Cuál es mi nombre? Quizá no necesite un nombre. Si estás conmigo no necesitas llamarme”, dijo en aquel histórico concierto en Londres. Era 1993 y había rumores de que no regresaría al estudio nunca más. Es lo que tienen los rumores, no son verdad hasta que se confirman.
Sexo, raza, misticismo y espiritualidad son constantes que se repiten en los trabajos de Prince. Cuando apenas había cumplido 23 años, Prince expresó aquellas preguntas ambivalentes: “¿Soy blanco o negro, soy heterosexual u homosexual, creo en Dios, creo en mí?”.
Esa ambigüedad no era algo que sientieran sus fans o sus haters. Prince fue un artista al que se le amaba o se le odiaba. Siempre rodeado de mujeres poderosas o a las que ayudó a ser poderosas, se le conocieron romances con Madonna, Kim Bassinger o Carmen Electra, mientras que el mayor éxito de Sidney O’Connor, Nothing Compares to You, es de su autoría.
Nada se compara a él. Descanse en paz, Prince Rogers Nelson.
