Cambiar de década nunca debería ser traumático, y mucho menos cuando hablamos de cumplir la treintena. Sin embargo, a partir de los 30, la sociedad comienza a presionarnos con preguntas tan estúpidas e incómodas como cuándo nos casaremos, cuándo tendremos hijos o cuándo vamos a comprar una casa. ¿Comprar una casa? ¡Pero si aún no he sido capaz de empezar a ahorrar ni un euro!

Te guste o no, estás entrando de lleno en la década boda-maternidad-hipoteca. Y aunque afortunadamente está más que demostrado que los dos primeros tópicos no los necesitas (solo dependen de tu decisión, no de lo que opine tu tía abuela), es hora de plantearse qué ocurre con la parte económica: ¿también estaban equivocados nuestros padres en su empeño por comprar una casa y abrir un plan de pensiones o, por el contrario, debemos fiarnos de su asesoramiento financiero?

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  • Hogar, dulce hogar

Tanto si aún no te has independizado, como si compartes piso con amigos o vives de alquiler, alguna vez te habrá rondado por la cabeza comprarte una casa: ¿podré algún día pagar una hipoteca? ¿Realmente merece la pena comprar o es mejor alquilar? Fernando Encinar, jefe de estudios del portal inmobiliario Idealista nos saca de dudas: “En la actualidad quien decide quién compra una vivienda y quién no es la banca. Los criterios financieros utilizados por las entidades financieras marcan claramente quiénes pueden acceder a la compra. Por norma general, y admitiendo que puede haber excepciones, creo que una persona menor de 35 años no debería comprar una vivienda, ya que la compra supone una atadura financiera de muchos años que no debería realizarse hasta tener claro cuál será su futuro familiar, financiero y laboral”.

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Pero supongamos que es una idea madurada, que estamos dispuestos a comprar, ¿sería un buen momento adquirir ahora una vivienda? “Depende mucho del momento vital del futuro comprador, de sus perspectivas laborales… Ahora mismo hay muchísimo producto en el mercado y los precios se han ajustado desde que la burbuja se desplomara en 2007, por lo que puede ser buen momento siempre que se adquiera la casa en la que uno quiere vivir y pueda pagarla con el 30% de sus ingresos”. Un dato importantísimo que deberíamos tener en cuenta: Encinar nos ha dado la clave para calcular a qué hipoteca o alquiler podríamos enfrentarnos si queremos ser responsables con nuestras finanzas.

El comparador financiero Help My Cash coincide: “Se suele considerar que, para mantener unas finanzas personales óptimas, no deberíamos destinar más de un 35 % de nuestros ingresos netos mensuales a pagar tanto nuestro alquiler como la cuota de nuestra hipoteca. La idea es que el 65 % restante sea suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas y permitir cierto margen de ahorro para hacer frente a los diferentes imprevistos económicos que pudiéramos tener en el futuro”.

Basándonos en esta regla del 35% nos advierten del peligro que a veces corremos cuando firmamos una hipoteca: “Si nos decidimos por la compra de una vivienda, deberemos tener presente que nuestra economía futura puede no ser tan robusta como en la actualidad y que es posible que las cuotas hipotecarias se nos hagan más difíciles de abonar en caso de quedar en paro o de ver cómo nuestros ingresos disminuyen por alguna razón. Si disponemos de un trabajo fijo y de unos ingresos de entre 1.500 y 2.000 euros es muy posible que el mercado actual nos permita encontrar un buen trato”.

Cuidadín, o acabarás así…
  • El ahorro, ese gran desconocido

Para una generación que conoce muy bien la precariedad laboral parece imposible guardar algo de dinero todos los meses. Sin embargo, el ahorro no depende de nuestros ingresos, sino de la forma en la que gestionamos nuestras finanzas. La mayoría de los fracasos a la hora de reservar una parte de nuestra nómina tienen que ver con el pensamiento erróneo de ahorrar según la fórmula: “Ya guardaré lo que me sobre del mes”, cuando realmente debería formar parte de una planificación. Help My Cash no cree que los millennials sean más gastadores: “Es un tópico. El Barómetro VidaCaixa que analiza los hábitos de ahorro detectó que cerca del 80% de los millennials ahorraba una media de 155 euros al mes, lo que representa un 17% del sueldo”.

¡Bien! Para seguir por ese buen camino nos recomiendan planificar mensualmente teniendo en cuenta gastos fijos, imprevistos, ahorro y caprichos: “Mientras que casi el 100 % de la población es consciente de la importancia de ahorrar, a la hora de la verdad no siempre se pone en práctica. La clave no siempre es disponer de un gran sueldo, sino saber administrar óptimamente los ingresos y, sobre todo, los gastos mensuales. Para ello, lo primero es hacer un presupuesto de los gastos fijos del mes, guardando una parte. Es importante que tengamos claro que no podemos usar ese dinero para gastos y caprichos, sino que servirá para un ahorro a largo plazo. Para guardarlo, podemos depositarlo en una cuenta de ahorro. Estas cuentas bancarias están concebidas con el objetivo último de ahorrar, por lo que la operativa estará más limitada que en las cuentas tradicionales (la única forma de retirar el dinero será mediante una transferencia a una cuenta asociada). Además, suelen tener rentabilidad, por lo que se pueden conseguir remuneraciones mensuales por el dinero que tengamos en ellas”.

Pues eso.
  • Invertir sin ser millonario

Pero no todo tiene que ser ladrillo ni cuentas de ahorro. Existen otras formas de invertir un dinerillo aunque no nos sobren grandes cantidades, según nos cuentan desde Help My Cash: “Tenemos multitud de opciones, dependiendo de nuestra aversión al riesgo. Aquellos más conservadores disponen de los depósitos a plazo fijo o las cuentas remuneradas, productos sin apenas riesgo. Actualmente, la rentabilidad media en España se encuentra en mínimos históricos, pero siempre se pueden encontrar algunas excepciones. Es el caso de los depósitos extranjeros contratables desde España, de los depósitos de bienvenida con plazos muy cortos o de algunas cuentas nómina que remuneran con hasta un 5 % de rentabilidad. En un punto intermedio se encontrarían las plataformas P2P de crowdlending. Estas empresas ponen en contacto a empresas o personas que necesitan financiación con inversores que buscan rentabilidad. Como inversor, su principal atractivo es la rentabilidad que ofrecen en función del riesgo asumido y el scoring, que permite diversificar el riesgo entre diversos proyectos. Y, si estamos dispuestos a asumir mayor riesgo, disponemos del resto de productos contratables desde cualquier bróker. Pero ya sean fondos de inversión, acciones o bonos, necesitaremos una cultura financiera para tomar decisiones respecto a ellos”.

Antonio Banda, CEO de Feelcapital corrobora que siempre debemos estar respaldados por un profesional: “Cuando no tienes ni idea es imprescindible usar un asesor. Nosotros hacemos un seguimiento diario de tu cartera de fondos, te decimos qué cambios tienes que hacer y todos los sábados por la mañana te mandamos un email con la información principal de tu inversión. Somos los médicos de las finanzas. Con nuestra receta vas al banco y mejoras tu rentabilidad”.

Y aunque esto de los fondos de inversión nos puede sonar a millonarios, lo cierto es que casi cualquiera puede tener acceso a ellos: “Se puede invertir desde 3.000 euros. En función del perfil de riesgo de cada inversora le asignamos una cartera de fondos y le hacemos un seguimiento continuado de sus necesidades. Para invertir no hay un mínimo de edad. Es necesario pensar en el futuro desde que tienes capacidad de ahorro. Hay jóvenes que tienen esa capacidad sin ni siquiera tener un trabajo: la paga semanal, regalos de cumpleaños, ayudas de la familia… Dejar tu dinero parado implica una carga, por lo que es necesario saber el perfil financiero de cada persona y hacer un buen uso de ese ahorro”.

Vuelve a ver ‘El lobo de Wall Street’, anda.
  • Algún día tú también jugarás a la petanca…

Y si comprar una casa o invertir en fondos nos puede parecer lejano, cuando nos hablan de abrir un plan de pensiones nos puede parecer marciano. Porque vale que todos vamos cumpliendo años y el panorama de las pensiones del Estado se está poniendo muy negro, pero ¿realmente deberíamos ya a empezar a pagarnos la jubilación cuando aún ni hemos encontrado un trabajo son el que nos sintamos realizados?

Help My Cash nos aconseja: “Lo realmente interesante de este producto es el ahorro fiscal que conlleva. Si invertimos en un plan de pensiones, no pagaremos IRPF sobre el dinero invertido y solamente tributaremos cuando saquemos el dinero una vez nos jubilemos. Un plan de pensiones implica invertir a largo plazo y se le puede sacar rendimiento especialmente cuando tenemos rentas altas, pero es importante no contratarlos sin meditarlo lo suficiente. Para empezar, hay que tener presente que no son un producto flexible ni líquido. Una vez invertido, hay pocas razones por las que se nos permitirán volver a sacar nuestro dinero. Además, como cualquier inversión, tiene un riesgo de mercado y está sujeto a fluctuaciones, así que nuestro dinero nunca estará asegurado”.

Quien dice petanca, dice campeonato de bolos.