Tras tres meses de mucha incertidumbre a consecuencia de algunas ideas que no resultaron del todo positivas, la firma Balenciaga vuelve a los desfiles con una propuesta que se inclina a la sastrería y vestidos de lujo.

La elección de Denma Gvasalia, director creativo de la marca, se basó en dejar atrás la metodología de mega escenarios y demostrar que tiene una propuesta personal que lo determina como un buen diseñador.

“Había eclipsado las colecciones: la mayoría de la gente no veía la ropa, incluso cuando estaba repleta de prendas geniales. Sabes, casi sentí que estaba traicionando eso al hacer ese tipo de diseños de escenarios, porque lo más importante para mí en mi trabajo era ser eclipsado por 15 minutos de concepto zumbido. Yo estaba como, estaba como, ‘Está bien, necesito cambiar eso de todos modos’”, comentó el diseñador. 

“Y toda esta situación realmente me acaba de confirmar que ya no se puede tratar de eso. Me encanta hacer eso. Pero no me gusta hacer eso más que hacer ropa y sentí que necesitaba enfocarme en esto. Llegó junto con algo que realmente me representa como diseñador. Siento que este es el mensaje que quiero dar: esto es lo que soy”, declaró Denma en algunos medios.

El inicio del desfile abrió con una secuencia se 17 looks de sastrería, todos en color negro. El color negro representaba el núcleo sin sombra de la firma.

 Los sacos de gran tamaño hicieron una perfecta sincronía con lo que el diseñador quería comunicar, un recordatorio de que Denma fue, después de todo, el precursor de las siluetas de gran tamaño, las cuales se plantaron en la última década y que no nos parecen algo nuevo.

Lo que se puede rescatar y valorar de esta colección fue que todas estas piezas fueron confeccionadas a partir de pantalones cortados al revés. Algunos abrigos y chaquetas con trabillas que tenían como detalles trabillas de pantalones y bolsillos así como algunos pares de pantalones doblados, dando una ilusión surrealista al asunto.

Los materiales elegidos jugaban elegantes contrastes entre la sastrería, el denim, tejidos de punto y algunos vestidos con estampados florales y metálicos. Los accesorios con aire futurista como los lentes o el calzado que podría remitir a un mundo fuera de este planeta, dieron el toque final a la pasarela.

“Es una gran cosa”, admitió. “Pero creo que vamos a entrar en la etapa de mi trabajo en la que no es necesario que esté justificado por la marca que aparece en él. Para ser honesto, es necesario, y aprovecho esta oportunidad ahora para convencerme de que es lo correcto. Y por supuesto, ya sabes, hacer eso significa no hacerlo solo una vez. Hay que persistir para poder cambiar”.

*IMAGEN: Carlo Scarpato