Si por azar del cromosoma “Y” se nace mujer, se comienza el paso por la vida con una enorme desventaja: desde ese momento se le viste de rosa y se le enseña a ser obediente, a subordinarse al hombre.

Nadie tiene derecho a coartar la libertad de otro, ni a relegar a otro, ni a castigar a otro, hombres y mujeres somos iguales frente a la ley, sin embargo la mujer ha sido siempre relegada a los oficios pequeños, a la rutina, a las cuatro paredes de sus hogares, a la incomprensión y a la soledad.

Atadas a las responsabilidades que implica el ser esposa, hija, hermana y madre, las mujeres no son libres.

Para nuestra sociedad el trabajo no asalariado no es trabajo. Así vemos que el ejecutivo que percibe un alto sueldo por unas cuantas horas de trabajo intelectual, asistido por toda clase de especialistas, secretarias, mozos y choferes que facilitan su labor, mira con desprecio las infinitas horas que pasa su mujer en casa cuidando niños, guisando, lavando, planchando o simplemente supervisando que alguien haga lo más pesado -desde luego ese alguien es otra mujer, la recamarera, nana, cocinera, o la mamá o la tía-. Ese no es trabajo.

Nuestra sociedad tiene una gran variedad de lindas descripciones para esas interminables obligaciones que cumple una mujer en cualquier estrato social: “labores propias de su sexo”, “cosas de mujeres”, “el quehacer”, ocupación “hogar” y otros abstractos que llevan implícita la idea de que se trata de actividades menores que desde luego no requieren de gran esfuerzo, capacidad o entrenamiento siendo inherentes al hecho de ser mujer, por lo que se realizan sin esfuerzo, tan fácilmente como respirar.

¿Usted trabaja señora?
-No, soy ama de casa

Como si el trabajo del ama de casa no fuera un oficio de 24 horas.

Ama de casa, un ser borroso, de contornos imprecisos, a cargo de un mundo insignificante de cacerolas, sábanas, toallas, comidas, horarios [de otros], compras [siempre las mismas] y con la suerte de no tener que arreglarse para salir y poder, en cambio, regar tranquilamente las macetas de geranios del balcón.

Ha llegado el momento de rehabilitar ese trabajo considerable que realizan las mujeres en el interior del hogar Debemos valorar y sentir el gusto por las cosas simples para vivir, pero que son endemoniadamente complicadas para realizar.

(Fragmentos de “La esclavitud ignorada” autor Mercedes Cossío Y Peón )

Esta es una de las mil realidades de las mujeres en la sociedad en la que vivimos.

Nos dimos a la tarea de preguntarle a todo tipo de mujeres ¿Qué significa ser mujer? y nos encontramos con respuestas muy poderosas te invito a que escuches las palabras de estas mujeres.

TODAS MUJERES