Moda
¿Sabías que una de las boutiques más famosas de Nueva York fue intervenida por Salvador Dalí? Además, se codeó con la grandiosa Coco Chanel.
Además de derretir relojes y de crear escenarios fantásticos de lo más recóndito de su cerebro, Salvador Dalí hizo moda. Tal y como lo lees, el artista surrealista llegó a la famosa avenida de Nueva York bajo la comisión de la entonces famosísima boutique de lujo, Bonwit Teller.
La promesa de la cadena que durante la década se codeó con la emblemática Saks, parecía hacer click perfecto con la filosofía del español. “Una forma diferente de mostrar diseños locales y del extranjero que atraerá a aquellos que deseen lo inusual y exclusivo”.
Fue así que en 1939 el español se convirtió en el primer artista en intervenir dos escaparates del edificio a su más puro estilo. El concepto fue el día y la noche y así dividió sus instalaciones.
En la primera, los transeúntes se encontraban con una peculiar escena: una tina parecía atraer a tres manos hechas de cera sosteniendo espejos, mientras que un maniquí en un atuendo de plumas verdes se metía al agua. La escena de la noche tenía una cama cuyos postes eran piernas de búfalo y sobre el velo se posaba una cabeza comiendo palomas; un maniquí reposaba sobre una cama de carbón a su lado.
Lamentablemente, ambas puestas no fueron del agrado de los clientes y no hubo más remedio que censurarlas. En un arranque de ira, Dalí las vandalizó y rompió el vidrio con la tina y con su propio cuerpo.
Sin embargo, eso no lo detuvo de seguir probando en una industria que además le apasionaba. Intervino piezas para Christian Dior, compartió cigarrillos con Coco Chanel y hasta colaboró con la icónica Elsa Schiaparelli, sobre quien en su momento declaró:
“La tragedia constante de la vida es la moda y es por eso que siempre quise colaborar con ella, sólo para probar que la idea de vestirse a uno mismo o disfrazarse era consecuencia de la traumática experiencia de nacer, el trauma más fuerte que un ser humano puede experimentar, pues es el primero”.
Un rebelde con la brocha, de lengua incontrolable y pensamientos fuera de este mundo. Dalí también dejó su huella entre los grandes de la alta costura y demostró estar adelantado a su tiempo y espacio.
