Issey Miyake es uno de los pioneros de la moda japonesa, quien debutó en Nueva York en 1971 y dos años más tarde en París para convertirse en uno de los creativos más importantes e influyentes de la industria. Pero, ¿qué lo hace tan especial?

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Nacido en Hiroshima, el creativo revolucionó la industria al fusionar moda y tecnología, y experimentar con nuevos métodos de plisado tomando como inspiración patrones de la naturaleza.

En la década de los setenta la concepción de la moda cambió por completo gracias al trío japonés Rei Kawakubo, Yhoji Yamamoto e Issey Miyake. Justo cuando el encanto hippie y el patchwork se habían apoderado de las manifestaciones sociales, y los jeans se habían convertido en un uniforme, de su atelier salieron innovaciones tales como bustiers de plástico y vestidos de hule. Además, investigó las antiguas técnicas de hilado japonés para así crear tejidos livianos.

Miyake creó los primeros tejidos de punto con fibras de poliéster para cortarlos en formas tanto geométricas como lineales y así crear siluetas que envolvieran el cuerpo como una segunda piel. Fue en la década de los ochenta cuando empezó a posicionarse como uno de los diseñadores más respetados por alejar de su proceso creativo la funcionalidad y creó piezas de ensueño que se definen como una extraordinaria obra de arte digna de exhibir en un museo.

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“Arquitectura del arte” fue un nuevo término que se agregó al léxico de la moda gracias a la innovación estética de Issey Miyake. El primer paso de su proceso creativo siempre fue descubrir la inclinación natural de los materiales para después convertirlos en siluetas de ensueño inolvidables.

En la década de los noventa, las nuevas generaciones buscaban llevar las tendencias de la cultura pop, como un clásico top Tommy Hilfiger o el overol que Britney Spears usaba. Incluso, todas buscaban verse igual que Naomi Campbell o Cindy Crawford en pasarelas como Gianni Versace o Yves Saint Laurent.

Ralph Lauren, Giorgio Armani, Donna Karan y Calvin Klein eran las firmas del momento, sin embargo, looks metálicos y con cortes plisados posicionados en distintas direcciones caminaron en la pasarela gracias a Miyake y a todos les quitó el aliento. Además, uno de sus lanzamientos más importantes esa misma década fue su primera y exitosa fragancia denominada L’eau d’Issey.

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Alguien había logrado lo que nadie en cuanto a forma, silueta y materiales, todo fusionado en una prenda ponible. Y dejando por completo a un lado el proceso tradicional para construirla, como el uso de máquinas industriales, botones, cierres y costuras incómodas, Miyake se había convertido en la sensación del momento con figuras como salidas del mar, ¿o del espacio? Con una filosofía a base de la fluidez, una nueva esencia y formas de vestir fueron introducidas y desde entonces, no hay nadie que sepa de él y no esté obsesionado con sus piezas.

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En 1999, Issey Miyake abandonó la cabeza creativa de su firma y tras su partida, Naoki Takiwaza lo reemplazó para crear el icónico bolso Bao Bao. Después fue relevado por Dai Fujiwara y finalmente, desde 2012 el director creativo es Yoshiyuki Miyamae. Quien por cierto, ideó junto con el equipo de la firma una línea de perfumes femeninos después de 20 años, empezando con Pleats Please para acompañar la icónica colección ready-to-wear.

Finalmente y como un dato importante, aún puedes adquirir en el sitio oficial la famosa fragancia L’eau d’Issey en diferentes versiones, como L’eau d’Issey Pure y un eau de toilette denominado L’eau d’Issey Shade of Sunrise. O para hombre, Nuit d’Issey y L’Eau Majeure d’Issey Pour Homme. 

 

*IMAGEN: Getty Images