Yo soy Palomo que viene de España y ha dejado bien claro en la industria de la moda que su ropa, aunque pensada para un hombre de libre albedrío en su estilo, pueden llevarla también las mujeres, desde Beyoncé hasta Madonna. Y volar con ella.

Es en Posadas, España, cuando hace 27 años Alejandro Gómez Palomo vino a este mundo. Este diseñador cordobés desde muy pequeño tuvo clara su visión: la ropa era lo suyo y no solo servía para cubrir las necesidades básicas o cumplir con un protocolo, era también un lenguaje a través del cual no solo el estado de ánimo podía mostrarse, también la personalidad y el estilo del que se atreviera a seguir sus gustos. Palomo nos cuenta cómo armó su marca y cómo ha llegado a conectar con la galaxia, para la mayoría todavía inalcanzable, del stardom internacional.

Toni Salamanca: Explícanos brevemente el concepto de toda tu marca.

Palomo Spain: Diría que Palomo es una firma de moda que amplía y diversifica el fondo de armario masculino, tradicionalmente bastante limitado. Intenta aportar nuevos tejidos, siluetas y colores para poder entender la moda como el mayor exponente de la personalidad de cada uno. Creo que Palomo ofrece muchas posibilidades para conectar con la personalidad de cada individuo y generar un vínculo especial con la prenda.

 

TS: ¿Cuándo supiste que querías ser diseñador?

PS: Desde bien pequeño tenía esa inquietud por el diseño. Cuando era un crío ya me ponía a diseñar trajes para muñecas, copiaba las creaciones de grandes iconos de la moda como Balenciaga o Saint Laurent. Eso ya era un indicativo de lo que quería hacer porque disfrutaba un montón y dedicaba horas y horas a hacerlo. Tuve la suerte de tener el apoyo de mi familia para poder estudiar y formarme en ello y hasta hoy. Ser de los primeros en no tener género ni distinción en prendas masculinas te ha dado un lugar especial en la industria de la moda.

 

TS: ¿Alguna vez lo viste como una revolución?

PS: La verdad es que no, yo he estudiado diseño masculino y en realidad siempre pienso en un cuerpo de hombre cuando diseño. Los patrones son distintos en hombre y mujer, y por eso creo que la ropa tiene ese punto de género, simplemente el que viene dado por las proporciones anatómicas. La estética no lo tiene y no debe estar regida por ningún género, por eso me encanta que haya personas de todo tipo a las que les guste mi ropa y la disfruten. Creo que el vestir tiene que mostrar tu forma de ser, sin etiquetas impuestas, por eso diseño sin ningún tipo de prejuicio establecido, simplemente diseño y hago mi propuesta. No ha habido un deseo explícito de revolución, simplemente he sido fiel a lo que me gusta, he diseñado lo que realmente quería y ha surgido de forma natural. Creo que eso también se refleja de forma muy sincera en los diseños.

TS: Pudimos ver la exposición del Met sobre Camp. Bien podrías ser un exponente de esta corriente donde el preciosismo, la extravagancia, el humor y el no género prevalecen. Oscar Wilde se considera uno de sus exponentes. ¿Entrarías en este mood?

PS: Compararme a mí mismo con Oscar Wilde es muy pretencioso [ríe], pero sin duda es un halago. Comparto mucho la célebre cita de “Ser natural es la más difícil de las poses”, por eso siempre he sido sincero conmigo mismo en mi propuesta. No he querido imponer un determinado carácter o rol a mis diseños más allá de la propuesta artística/estilística que nace de forma orgánica en mí. Creo que no ser pretencioso con uno mismo y ser muy honesto con lo que haces puede traer muchas más satisfacciones que intentar adueñarte de algo en concreto. Por supuesto valoro mucho el punto de humor y creo que la estética no tiene género, por eso la ropa no ha de tenerlo más allá de unas proporciones anatómicas en su patronaje. Hay que jugar con la estética como uno mismo quiera, es por eso que yo propongo mis diseños para que las personas que se sientan identificadas con ellos decidan ponérselos y estar muy seguros de sí mismas llevándolos.

 

TS: El pasado te inspira, ¿cuál es tu época favorita o con cuál te identificas más?

PS: Depende del momento en que me encuentre, siempre hay partes muy interesantes de cada época histórica. Si tuviera que quedarme con alguna quizá serían los siglos XVI, XVII y principios del XVIII, el Renacimiento y el Barroco son muy inspiradores. Aunque tus colecciones son dirigidas a los hombres, hay muchas mujeres que adoran tu marca y la usan. ¿Te lo esperabas? Pues no me lo esperaba porque siempre he diseñado para hombres, pero estoy encantado de que mi propuesta guste a mujeres y usen mis prendas. Creo que lo bonito es eso, ver cómo mi ropa hace que haya personas que se sientan seguras y preciosas llevándola. Ese es el gran triunfo.

 

TS: Cómo ha influido tu formación británica en tu proceso creativo.

PS: Quizá en lo regio que soy con los procesos de creación, investigación y en la organización. En mi formación se hacía mucho hincapié en que la organización debía ser exquisita para que todo saliera correctamente, así como en la investigación a la hora de buscar inspiración. Hay que ahondar en los temas para descubrir su esencia. Creo que estas partes son las que quizá más aplico a la hora de trabajar actualmente en mi estudio.

 

TS: Aunque tus prendas no tienen género, tienen una carga sexual y sensual interesante. ¿Lo haces consciente o simplemente te dejas fluir?

PS: Surge de forma muy natural. En el paso de las colecciones se ven momentos con mayor carga sexual o sensual con momentos más comedidos. No hay una intención detrás de ello, salvo por ejemplo en mi colección Objeto Sexual, en la que esto era la inspiración principal. Luego el punto más sensual surge de forma orgánica a la hora de diseñar.

TS: ¿A qué diseñadores españoles y del mundo admiras?

PS: Español al gran genio Cristóbal Balenciaga, y del mundo a Galliano, Saint Laurent y Christian Lacroix, entre otros.

 

TS: Nos estamos acabando al planeta. ¿Qué tanto estás comprometido en tus materiales y procesos con la moda sustentable, y cómo te imaginas a las personas vestidas en este planeta dentro de 10 años?

PS: Al ser una marca pequeña nuestros procesos son todos artesanales y no participamos en la parte más irrespetuosa de la industria, o de cualquier industria, en los que se daña más el medio ambiente. Estamos muy involucrados en mejorar nuestros procesos para tener un impacto negativo lo más mínimo posible o inexistente. Quiero imaginarme que dentro de 10 años las personas vestirán todavía de forma más desprejuiciada y siendo todavía más fieles a sí mismos. Ojalá no existan etiquetas que nos separen y abracemos más las diferencias. Es la única forma en la que puedo pensar, en el progreso, porque ya bastantes factores en contra tenemos en la sociedad.

*IMAGEN DE PORTADA: Getty Images
FOTOGRAFÍA: José Luis Beneyto
ESTILISMO: Juan Carlos de la Osa