Moda
Entre columnas de mármol, Proenza Schouler presentó una colección enfocada en los detalles y las siluetas danzantes. Femenina y poderosa.
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Por Grace Miramontes
Ya inició la semana de la alta costura y Proenza Schouler fue el aire fresco del primer día de entregas.
La firma co fundada por Jack McCollough y Lazaro Hernandez presentó 40 looks para la primavera y verano de 2018 que desfilaron al poderoso ritmo de la melodía que los acompañó.
Tendencias claras, contundentes, y con una paleta de tonalidades a blanco y negro que en ocasiones se coloreó con toques de rojo y pasteles.
El primer look marcó el paso de los otros 39: holanes, piel al descubierto, un juego de proporciones y pointy flats.
La frescura de las confecciones fue evolucionando mientras los vestidos se transformaron en faldas, cropped pants y los tops en blazers estructurados. Un ligero regreso a inicios del 2000, cuando todo se llevaba a la cadera y las bare abs se presumían a la par.
Los cortes inesperados de las prendas se combinaron con los ruffles que le añadieron movimiento a la pasarela. Tejidos, telas vaporosas y pesados abrigos jugaron con ese contraste que propone una forma distinta de llevar el layering.
Particularmente, una de las prendas para frío se fusionó con un bustier de cuero que remarcó la parte del busto muy al estilo de Gaultier.
En cuanto a lo delicado, están los vestidos en encaje que alternaron detalles por debajo de los hombros y algunos conjuntos de suaves telas como hechas de algodón puro.
Uno de ellos –quizás nuestro favorito– fue el único teñido de violeta, que además agregó transparencias y brazaletes de acrílico a la ecuación.
Las flores también estuvieron presentes en estampados de tonos neutros y a través de vestidos (literalmente) construidos pieza por pieza; mismos que cerraron con el show junto a algunos destellos de elegantes plumas.
Delicada, pero poderosa; femenina y osada. Así es la mujer de Proenza Schouler la siguiente temporada.