La semana pasada medios estadounidenses revelaron que Mary-Kate Olsen se quiere divorciar lo más pronto posible del banquero francés Olivier Sarkozy tras cinco años de matrimonio. Incluso sabemos que lo pidió a la corte estadounidense desde el 17 de abril, sin embargo, los tribunales están cerrados por la pandemia y la única forma de proceder con el trámite era pidiendo uno de emergencia.

Todo es un desastre entre estos dos, su relación ha estado mal desde hace tiempo y las declaraciones dicen que Sarkozy forzó a la estadounidense a dejar el departamento donde vivían juntos en Nueva York. Según Page Six, los papeles entregados por la gemela Olsen al tribunal declaraban que “Mi esposo ha rescindido el contrato de arrendamiento de nuestra residencia en Nueva York sin mi consentimiento. Esta aplicación es de emergencia porque mi esposo espera que me salga de mi casa el 18 de mayo, en medio de la pausa que está viviendo Nueva York por el COVID-19”.

 

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Al parecer la propiedad en cuestión pertenece a ambos y si ella la dejaba en la fecha indicada corría el riesgo de perderla. Sin embargo, People reportó hace dos días que el juez denegó su aplicación, principalmente porque la también diseñadora y actriz tiene otras propiedades en las que puede vivir. “Si no tuviera a donde ir, entonces el juez hubiera fallado a su favor”, dice la respuesta. Así que ahora tendrá que esperar hasta que toda esta crisis sanitaria termine para llevar a cabo su divorcio.

Pero dejando atrás todo ese rollo legal, seguramente te estás preguntando qué pasó realmente y cómo su relación pasó de ser un cuento de hadas a una pesadilla. Pues amigos de la pareja han declarado que su matrimonio terminó porque él quería una esposa que estuviera todo el día en su casa a su lado según The Sun. Por el contrario, todos sabemos que Olsen es una mujer ocupada y dedicada a su vida profesional. Por algo es el ejemplo a seguir de muchas y se ha posicionado como una de las personalidades más importantes e influyentes de nuestros tiempos.

Pero era de esperarse que en algún punto todo explotaría. Él tiene 50 años, es millonario y tiene toda una vida hecha. Por su lado, ella tiene 33, ha levantado todo un imperio por su cuenta y todos saben que nadie puede detener a una mujer así de determinada y enfocada a sus negocios. “Ella está súper enfocada en su carrera y él es muy francés y la quiere disponible siempre”, dijo una fuente a People.

*IMAGEN: Getty Images