¡Así como lo lees! Una de las obras de arte más visitadas y vigiladas en todo el mundo, la Mona Lisa, recibió un ataque en pleno día.

La pintura de Leonardo Da Vinci, que se exhibe en el famoso Museo del Louvre, en París, recibió el ataque de un hater en medio de las miradas atónitas de los demás visitantes.

Como ha quedado registrado en decenas de videos que se han viralizado en redes sociales, el responsable fue un hombre que se disfrazó de una mujer mayor.

De esta manera el joven, sentado en una silla de ruedas y usando una peluca y maquillaje que lo hacían lucir mayor, aprovechó el paso preferencial para acercarse lo más posible al famoso óleo.

Cuando estaba en la posición adecuada, el hombre se levantó y lanzó el pastel directo a la obra, para luego arrojar también pétalos de rosa a su alrededor.

Afortunadamente, el óleo está protegido por un cristal de seguridad blindado, por lo que el desastre no fue mayor.

Inmediatamente, los agentes de seguridad lo detuvieron y expulsaron de la sala, mientras personal del museo limpiaba el cuadro.

Sueño de muchos, odio de otros

Muchas personas que se oponen a ciertas tendencias de arte o épocas de la historia, han querido dañar obras de arte que han marcado la historia de la humanidad.

Por otra parte, están los artistas, coleccionistas, curadores y amantes del arte que defienden las obras con su vida.

La identidad de este atacante y sus motivos, todavía se desconocen. 

Sin embargo, se ha comentado que el acto no tenía como objetivo dañar el cuadro, sino sensibilizar al público sobre la importancia de cuidar el planeta. 

En uno de los videos publicado se puede escuchar al joven decir, en francés: “Piensen en la Tierra, hay personas que están destruyendo el planeta. Todos los artistas, piensen en la Tierra, por eso hice esto, piensen en el planeta”.

‘La Gioconda’, pintada por Da Vinci entre 1503 y 1519, no sufrió daños.

Este no es el primer ataque que sufre la obra, en 1911 el icónico cuadro fue robado y en 1956 un hombre arrojó una piedra contra la pintura que destrozó el cristal y desprendió un trozo de pigmento. 

Después, en 1974, en una exposición en un museo de Tokio, una visitante lo roció con un spray de pintura roja. 

El último incidente ocurrió en 2009, cuando una mujer lanzó una taza de porcelana contra el cuadro.