La primera década de los 2000 puede ser recordada de dos maneras: para algunos se trata del inicio de un nuevo milenio, una década de progreso, tanto tecnológico como social; para otros (la mayoría) es la época donde la moda perdió todo sentido estético: ‘la época que el buen gusto olvidó’.

Tracksuits de terciopelo rosa, pantalones y faldas a la cadera, smock… y una interminable lista de tendencias que amamos odiar. Sin embargo, basta con echar un vistazo rápido a las cuentas de TikTok e Instagram de cualquier influencer Generación Z para darnos cuenta que lo que antes era colectivamente repudiado, hoy en día se convierte en el mayor discurso de moda y estilo entre los más jóvenes.

La moda es cíclica, lo sabemos; pero por lo general, toma más de tres generaciones para que una moda vuelva a resurgir. En el caso de la tendencia doska, son ellos mismos, los nacidos en los 2000, quienes la están volviendo a traer. La Generación Z está descubriendo su realidad a través de su infancia. Todo lo que consumen, desde la música, la televisión y hasta las películas, está volteando al pasado inmediato para
crear una nueva narrativa.

En México esta tendencia encuentra ecos en el trabajo de diseñadores y marcas como Alysta, Pay’s y Wavey LA, que traducen el lenguaje dosmilero a algo 100% mexicano. Mientras que en el mundo lo hacen marcas como Blumarine, Chinatown Market y Charlotte Knowles.

Pese a que los adolescentes son los responsables de este revival, hombres y mujeres de todas las generaciones se suman a la tendencia en un intento por rememorar sus años de gloria.

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*IMAGEN: Sex and the City