Texto: John Rusell

Dove Cameron vive para el camp. De hecho, es más que vivir para él: “Vivo, como, duermo, respiro, ¡muero por el camp!”, dice efusivamente. “¡El camp es mi ingrediente más importante! Creo que la mayor parte de las cosas se deberían hacer con una sensibilidad camp. Todas mis cosas favoritas tienen un elemento de camp” (Para aclarar, estamos hablando del tipo de camp al que se refería Susan Sontag, es decir algo exagerado, teatral, ostentoso, y no al campamento de tus hijos). Toma una pausa para reírse de sí misma. “¡He dicho camp tantas veces que va a dejar de sonar como una palabra!”

Otra cosa que no suena a palabra: Schmigadoon! La comedia de Apple TV+, a la vez parodia y tributo a los musicales de la edad de oro de Hollywood, se trata de una pareja aparentemente feliz, interpretada por Cecily Strong y Keegan-Michael Key, que encuentra un pueblo encantado mientras sale a caminar. Descubren que no pueden escapar de los colores saturados, el paisaje artificial y el canto incesante hasta que encuentren el amor verdadero, ya sea entre ellos o con alguien más. El pueblo de Schmigadoon está poblado por personajes un tanto excesivos: la apretada y crítica esposa del pastor (Kristin Chenoweth), el decadente alcalde (Alan Cumming), el mujeriego adorable (Aaron Tveit) y la virtuosa institutriz de criterio independiente (Ariana DeBose). Cameron interpreta a Betsy, la exuberante hija del granjero que en un inicio tienta al personaje de Key. Es un papel del camp más alto al que se arrojó con todas las ganas. “Más que una persona de carne y hueso, el enfoque que busqué fue la proyección de una fantasía masculina, el espíritu colectivo de lo que una mujer debía ser en esa época”, comenta Cameron sobre su personaje. “Esa imagen de ser ‘inocente como una rosa’ me irritaba. Recuerdo a los 8 años ver musicales y pensar: ‘¿Qué carajo es esto?’ Sabía incluso a esa edad la injusticia monumental que era ser mujer en el teatro musical”. Sin embargo, Schmigadoon! le dio la oportunidad de hacer una parodia de la idea de la ingenua. “Fue algo divertido porque cosas como esa tienen poder cuando no las reconoces”, explica Cameron. “Ideas como esa conservan un poder sombrío, oscuro y atroz cuando se ignoran. En cambio, cuando se desnudan de forma descarada y se muestra lo absurdos que son, ahí es cuando pierden todo su poder”.

Después de todo, ¿no es eso de lo que se trata el camp? Como fanática devota del programa RuPaul’s Drag Race, Cameron tomó nota de lo que hacen sus queens favoritas para darle vida a Betsy. “El camp es tan bello y tan impactante porque reconoce la naturaleza humana y también el otro lado de esa alegría que es horrible: el dolor, trauma y pérdida. Dos lados de la misma moneda, es por ello por lo que pienso que hay una gran humildad en la entrega a verse estúpido y permitirte ser tan descarado en un personaje como este o en tu personaje drag o en la expresión de tu arte, en todas estas cosas. ¡Ahí es donde está la esencia humana!”

Cameron ha experimentado su buena dosis de dolor y pérdida. Chloe Celeste Hosterman, su nombre de pila, nació en Bainbridge Island, Washington, una pequeña comunidad isleña en Puget Sound. Describe su infancia como una mezcla de increíbles altas y terribles bajas. Para empezar, la casa que compartía con su hermana y sus padres siempre estaba en construcción. “Creo que, a cierta edad, mi hermana dijo que quería una escalera para llegar a su cuarto ¡y una ventana de burbuja! Y mis padres pensaron que era una buena idea.

¿Un puente interior? ¡Debemos tenerlo!”, recuerda. Tenían el dinero contado, pero sus padres le daban prioridad a la creatividad y la alegría, compensaban la falta de posesiones materiales con una riqueza de experiencias. “Mis padres tenían una empresa en la India y mi hermana y yo viajamos mucho allá. Íbamos a todos lados con ellos, así que no fui mucho a la escuela pública. Iba seis meses y después faltaba un año, luego iba tres meses y faltaba dos años. Pero tenía una relación muy cercana con mis padres. Sin estructura, sin constancia, pero con muchas experiencias”.

A través de todo esto, Cameron creció mirando las películas que su padre amaba: Lawrence of Arabia, The Rocky Horror Picture Show, Gone with the Wind. Mientras que su hogar se volvía cada vez más inestable, el cine y la música se volvieron una válvula de escape para Cameron. “Creo que me enamoré de la idea de cómo se ve el mundo en el cine, versus cómo es el mundo real”, recuerda. Sus padres se divorciaron, y su padre, que había luchado toda la vida contra afecciones de salud mental, se suicidó cuando ella tenía 15 años. “Su vida siempre fue emocionalmente volátil. Y como sus hijas, lo acompañamos en ese viaje”.

Y mientras un aspecto de su vida se derrumbaba, su carrera estaba a punto de despegar. Alrededor de esta época, Cameron, que estaba viviendo en Los Angeles con su familia, fue elegida para un piloto que se convertiría en el sitcom adolescente de The Disney Channel Liv and Maddie. Interpretó a las gemelas del título durante cuatro años, ganando un Daytime Emmy por Mejor Interpretación en una Serie Infantil, para después estelarizar otra serie de Disney, la franquicia de Descendants, una serie de películas para televisión sobre la progenie adolescente de los villanos clásicos de Disney. La fama no fue algo fácil para Cameron. Recuerda cómo le dio un ataque de pánico y se tuvo que esconder en Nordstrom la primera vez que un fan la identificó en el centro comercial The Grove. “Me dije ¡Esto es terrible! No estoy hecha para esto”, recuerda. “Me dio miedo. Pasé de estar en la escuela a eso. Y realmente no te das cuenta de qué reacción biológica tendrás hasta que te pasa. Lo siento, pero decir que sabes que vas a estar bien con eso es imposible, simplemente no lo sabes”.

Cameron necesitó años para acostumbrarse a ser reconocida en público. Curiosamente, agradece el año que pasó en aislamiento por la pandemia para recalibrar su conciencia de sí misma. “Tuve un año en el que nadie me vio. Nadie me reconoció y no tuve que ir a eventos”, explica. “Creo que al darle un respiro a mi sistema nervioso y volver al equilibrio que tenía antes de ser expuesta al público, pude curar las cosas que no estaban bien en mí. Antes estos desequilibrios me aterraban, pero creo que ahora siento que puedo enfrentarlos porque… no lo sé. Creo que tengo un mejor sentido de quién soy”.

¡El camp es mi ingrediente más importante!

Cameron se encuentra ahora en una nueva fase de su vida y su carrera. El año pasado se declaró bisexual públicamente y ha estado saliendo en citas con alguien por primera vez. (“Antes sólo me lanzaba a relaciones muy románticas, públicas y monógamas que duraban cuatro años ¡con hombres heterosexuales!”). Ha logrado construir una comunidad de músicos y escritores de música alrededor de ella en Los Angeles y está anticipando poder lanzar un nuevo EP en algún momento. Quiere seguir haciéndolo todo: música, televisión, cine, teatro. En particular, le interesa hacer más trabajos de acción y ciencia ficción. “Tengo una obsesión muy específica con Tron, el cyberpunk, Ex Machina”, dice. “¡Se ve tan divertido! También es el mundo en el que me gustaría vivir. ¡Como en un video juego!”.

Eso suena mucho a lo que está haciendo en Powerpuff. Es la versión live-action de la querida serie de CW de los noventa, The Powerpuff Girls, que ha sido sujeto de mucho escrutinio en línea, sobre todo desde que se anunció que la cadena estaba volviendo a filmar el piloto. Cameron, que le da vida a Bubbles, la más dulce del trío, insiste que esto es normal. Muchos programas se rehacen de cero antes de que los veamos. “Pero como Powerpuff es una propiedad intelectual tan querida, siento que hay un aire de conspiración que la rodea. Como si hubiese pasado algo grande y terrible”, explica Cameron. “Sólo vamos a regresar y hacerlo de nuevo con algunos retoques y ajustes, tal vez un villano diferente y zapatos más caros”.

Un upgrade, una oportunidad para mejorar las cosas. Eso suena mucho al proyecto Dove Cameron que está en curso, por lo menos así lo describe ella. A lo largo de nuestra conversación ha mencionado cómo su perspectiva ha cambiado sobre ciertas cosas: su impulso al performance, su encuentro temprano con el éxito, la muerte de su padre. “Creo que todo en la vida se reduce a cómo te sientes sobre ti mismo”, nos dice. “Y ahora me siento mucho más autónoma y me quiero a mí misma. Me tomó mucho tiempo quererme y aún más tiempo gustarme. Y ahora que siento que he logrado ambas cosas de la mejor manera posible —hasta que vuelva a definir qué significa eso— todo ha cambiado. Cuando ya no te odias, el mundo se abre ante ti”.

Fotografías: Dennis Leupold
Estilismo: Christian Stroble
Peinado: Clayton Hawkins
Maquillaje: Tonya Brewer