Tiene la carita del gato de Shrek. Sabes que lo está diciendo en serio. Lo dice porque realmente lo cree y porque “eso del feminismo” no lo ha terminado de entender del todo. Lo tuyo es una relación sana y tu novio un buen tipo y te quiere, pero hay ciertas cosas que todavía le cuesta entender. Quizá sea porque no ha vivido ciertas situaciones recurrentes desde la infancia, porque no ha cogido un libro sobre feminismo en su vida o porque en las barras de los bares, en los grupitos de amigos de todas las edades y en las redes sociales, el resto de hombres habla con soltura sobre cómo el feminismo va a terminar con la Civilización.

El caso es que tú quieres hacérselo entender de buenas maneras y sin que se sienta atacado o la cosa termine en bronca. No es un capullo cualquiera haciéndote mansplainning en Twitter, es tu pareja, le quieres y es importante para ambos que aprendáis a entenderos

Para los hombres, el mundo es una sucesión de relaciones de poder, cosas de la testosterona y de la cultura de la competitividad. © Jelena Balic
Para los hombres, el mundo es una sucesión de relaciones de poder, cosas de la testosterona y de la cultura de la competitividad. © Jelena Balic

He aquí algunas claves para explicarle a tu pareja hombre ‘eso del feminismo’ y salir ilesa. Ármate de paciencia pero no desesperes, porque como diría cierto político español con coleta: “Sonrían, sonrían que sí se puede”.

Escudo anticríticas: A la defensiva de serie.

Si te has decidido a enfrentarte a esta tarea te habrás dado ya de bruces con el escudo anticríticas que traen de serie la gran mayoría de los hombres. Para entender esto, hay que entender cómo se les ha criado en esta sociedad. El niño varón es desde su infancia, prácticamente el centro del Universo. Los niños son más listos que las niñas, más fuertes, llegarán más alto en la vida y pueden hacer cosas que ellas ni soñarían, ¿van a venir ahora a explicarles algo porque ellos “no lo pillan”? Se les resetea el cerebro solo de pensarlo.

A ellos sus madres no les han enseñado a buscar un “buen partido” ni a ser buenecitos y acatar lo que les diga cualquiera para ser “señoritos de bien”. Les han enseñado a ser líderes y en su vida diaria pueden hacer lo que se les antoje, nadie les acosa por la calle ni en el trabajo y su opinión sieeeeeeempre importa. Les han educado en la superioridad y en que su subjetividad es lo más objetivo del mundo, no podemos esperar que entiendan al instante que las cosas no son como ellos las han visto toda su vida.

Si has intentado hablar de feminismo con algún hombre te habrás dado de bruces con el escudo anticríticas que traen de serie la mayoría de ellos.

Para los hombres, el mundo es una sucesión de relaciones de poder, cosas de la testosterona y de la cultura de la competitividad. En el Patriarcado los varones tienen que ser fuertes e impasibles, libres de toda mácula. Cuando les expresas el más mínimo pensamiento negativo sobre algo -pero especialmente sobre ellos-, su reacción es ponerse a la defensiva y negarlo. No pueden permitirse las quejas ni las críticas porque eso afectaría demasiado a su autoconcepto. Un hombre no llora, no tiene sentimientos, no siente ni padece, es perfecto, es un héroe, es un guerrero… ¡no puede NO haberse enterado de algo!

Además, ¿compararlos a ellos con esos monstruos que salen en las noticias por haber matado a su mujer? Nos pese o no, esa es la imagen del ‘machista’ que tiene el hombre promedio, un demonio sin sentimientos que por supuesto, no son. Así que no les ofendas con eso de que ‘son machistas’. ¡Si hasta friegan los platos en casa!

“Cariño, yo te apoyo en todo lo que hagas pero… ¿no te estarás obsesionando demasiado con esto del feminismo?”.
“Cariño, yo te apoyo en todo lo que hagas pero… ¿no te estarás obsesionando demasiado con esto del feminismo?”.

Ha llegado el momento de la empatía, recuérdate a ti misma antes de que el feminismo llegase a tu vida. Las feministas te parecían unas locas por decir que los piropos eran violencia porque a ti te encantaban. ¿Y eso de la sororidad? Si a ti el resto de mujeres te parecían “la competencia”… Exacto, está perdido.

Por suerte y aunque aún no lo sepa, ahí vas a estar tú para iluminarle el camino con tu linterna violeta.

La imagen del machista que tiene el hombre medio es un demino que mata a su mujer, así que ¡no le ofendas con que él es machista!

Si te has decidido a enfrentarte a esta tarea te habrás dado ya de bruces con el escudo anticríticas que traen de serie la gran mayoría de los hombres.
Si te has decidido a enfrentarte a esta tarea te habrás dado ya de bruces con el escudo anticríticas que traen de serie la gran mayoría de los hombres.

#NotAllMen: Vale, pero yo NO.

De primeras, es más que posible que te salga con falacias destinadas a mantener su honor a salvo mientras se hace a la idea. Y seguramente aparecerá entre ellas el argumento favorito de los hombres para “contraatacar” al feminismo: el clásico básico, el #NotAllMen. Consiste en decir que no todos los hombres son iguales ni hacen lo mismo y que tú misma, con esa generalización tan maligna, ya estás siendo peor que todos los machistas juntos. Y es que, ya sabes, no todos los hombres matan ni violan ni nada.

Centrarse en que ‘no lo hacen todos’ le resta importancia al hecho de que sí les pasa a todas las mujeres, que es lo grave.

Obviamente, centrarse en que ‘no lo hacen todos’ le resta importancia al hecho de que sí les pasa a todas las mujeres, que es lo grave. Nos lleva directamente a ponerlos en el centro de la conversación. Lo importante no es que hayan muerto X mujeres al año a manos de sus maridos, lo importante es que él, tu interlocutor, no lo ha hecho jamás.

El argumento favorito de los hombres para “contraatacar” al feminismo: el clásico básico, el #NotAllMen.
El argumento favorito de los hombres para “contraatacar” al feminismo: el clásico básico, el #NotAllMen.

Él no es como los demás, es tu novio y no deberías compararle con el resto. “¿Pero ahora vas a odiar a los hombres, incluido a mí?”; “¿cómo puedes estar con un hombre si son la causa de todos los males?”. Sí, tendrás que explicarle que las feministas no odiamos a los hombres. Sé paciente con estas preguntas porque, pese a que estamos acostumbradas a escucharlas en forma de bombas de humo lanzadas por ‘machitrolls’ ávidos de dejar en evidencia al feminismo con paradojas chorras, él te lo pregunta de verdad.

Guarda los memes y los sarcasmos porque aquí no van a ayudar. Funcionará mucho mejor que le transmitas que, pese a todo, le sigues viendo como a una persona. Alguien a quien sigues amando y admirando y que solo tiene que pulir algunas aristas. No hay ninguna competición ahí fuera para ser el menos machista, sois una pareja y estas diferencias vais a solucionarlas juntos y de buen grado. Como aquella vez que él te explicó a ti que existen como veintisietemil subgéneros entre el techno y el jungle cuando tú solo escuchabas el mismo chunda-chunda del infierno, pues algo por el estilo.

Lo importante no es que hayan muerto X mujeres al año a manos de sus maridos, lo importante es que él, tu interlocutor, no lo ha hecho jamás.
Lo importante no es que hayan muerto X mujeres al año a manos de sus maridos, lo importante es que él, tu interlocutor, no lo ha hecho jamás.

Condenados a entenderse.

Y es que, bastantes puñetazos en la mesa tenemos que pegar en la calle, como para formar una lucha en casa también. Una buena guerrera sabe elegir sus batallas. Se supone que sois una pareja y que tenéis que cooperar. En unos meses ya no será la misma persona y en unos años es muy posible que comparta ciertos planteamientos contigo, pero Zamora no se ganó en una hora, amiga.

La clave, como siempre, está en la confianza. Hablad con la mayor calma posible y valorad las opiniones y aportaciones del otro. Explica, argumenta, escucha y conforme vaya pasando el tiempo, ciertos conceptos le resultarán más cercanos.

Quién sabe, quizá algún día acabéis debatiendo sobre la abolición del género, pero no tengas prisa y disfruta del viaje. No todo el mundo está dispuesto a aprender algo desafiando todas sus creencias y privilegios y poniendo en riesgo su ego, así que valóralo. Y aunque no le debes pedagogía a nadie… ¿quién no quiere un aliado en casa? Tú decides, desde luego. Convence y vencerás.

Una buena guerrera sabe elegir sus batallas.
Una buena guerrera sabe elegir sus batallas.