Para Givenchy Couture AW19, Clare Waight Keller indagó en los volúmenes e hizo de cada prenda una obra de arte que celebra la elegancia y feminidad.

Desde que Clare Waight Keller tomó las riendas de Givenchy, su estética pasó a ser un tanto más oscura. Todo se esclareció cuando su nombre fue validado por la realeza con aquel vestido de novia que la ahora duquesa de Sussex usó para su unión con Prince Harry. A partir de ese día, Waight Keller se convirtió en una especie de institución bajo la maison. Ha llevado el nombre de Hubert de Givenchy a lo más alto, dejando que los códigos de la firma reinen por sobre todas las cosas.

Pero esta temporada, la creativa inglesa decidió incrementar los volúmenes y jugar con las tradiciones milenarias que su atelier resguarda. AW19 fue un festín para aquellos que gustan de las texturas, los drapeados en telas pesadas, plisados magníficos y la excentricidad de las plumas. Brocados, terciopelos y lentejuelas, todos conjugaron el tema absoluto de la colección, Noblesse Radicale o, en español, Nobleza Radical.

 

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Waight Keller nos llevó a los años cincuenta, cuando la Alta Costura era el único medio de la clase social alta para vestirse. De ahí, su discurso fue aterrizando poco a poco, haciendo alguna que otra alusión al Medio Oriente y concluyendo en un vestido majestuoso blanco, bordado y con plumas para incrementar su dimensión.

Con cierto equilibrio, Clare sabe que su cliente —te vemos a ti, Meghan— no escatima en impactar. Para ellas son estas grandiosas creaciones las que plasman una afinidad con la elegancia y feminidad. Por ello, la inglesa mantiene su lugar en el pedestal —y seguirá siendo así, incluso si deja el máximo cargo en la maison parisina.

 

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*IMAGEN: Getty Images