Moda

En el epicentro de la moda que desafía los límites del tiempo y la forma, la Alta Costura Otoño-Invierno 2025/26 ha ofrecido otra jornada de innovación emocional y estética pura.
Hoy, dos propuestas muy distintas Ardazaei y Germanier dejaron claro que el futuro de la costura está entre la escultura silenciosa y la fantasía desbordante.
Ardazaei: El mar que se pliega
Con la colección “The Folded Sea”, la diseñadora Bahareh Ardakani presentó una narrativa visual profundamente poética. Inspirada por la frase de Rachel Carson “¿Y si nunca hubiera visto esto antes? ¿Y si supiera que nunca lo vería de nuevo?”, la propuesta se construyó como un suspiro contenido en seda.
Los drapeados fueron el hilo conductor: suaves, tensos, a veces suspendidos en el aire como olas detenidas por el tiempo. Ardazaei exploró materiales que contrastan entre sí gazas, satines, lentejuelas, texturas rugosas sin perder la elegancia.
La silueta se estructuró con inteligencia: cortes asimétricos, escotes palabra de honor, y estructuras rígidas en caderas que evocaban corales o conchas marinas.
Cada vestido parecía plegarse como una carta que nunca se abrirá del todo. La colección no solo vistió cuerpos: envolvió emociones.
Germanier: Fantasía Pop-Couture
En el extremo opuesto del espectro emocional, Kevin Germanier trajo a la pasarela una colección exuberante, irreverente y profundamente alegre. Titulada “Les Joueuses”, esta propuesta es un recordatorio de que la Alta Costura también puede ser un juego visual lleno de ironía y creatividad.
Hello Kitty se paseó entre siluetas con texturas metálicas, volúmenes estructurados, y una paleta de colores que desafiaba la sobriedad parisina: amarillo, rosa chicle, verde menta, rojo caramelo, azul celeste.
Sí, también hubo globos reales transformados en indumentaria escultórica, y hasta pompones humanos que se movían al ritmo de la música, mezclando moda con performance.
Las piezas de Germanier, aunque juguetonas, están lejos de lo superficial: son técnicas, laboriosas y confeccionadas con una precisión que convierte lo kitsch en arte. El uso de patrones repetitivos, bordados manuales y materiales reciclados refuerza su compromiso con un lujo más experimental y sostenible.
Entre el susurro profundo del mar de Ardazaei y la carcajada colorida de Germanier, la Alta Costura demuestra que puede ser introspectiva y expansiva al mismo tiempo. Un día que la revista de moda celebra como el encuentro perfecto entre emoción, técnica y visión.
¿Quién dijo que la Alta Costura no puede tener alma y humor al mismo tiempo?