Moda

Valeria Santaella le hizo caso a su sexto sentido cuando supo que había quedado en la más reciente producción de Juan Osorio: Amanecer. La historia que se desarrolla en un campo de fresas, gira en torno a un triángulo amoroso protagonizado por Fernando Colunga, Livia Brito y Andrea Legarreta, y cuenta con personajes más jóvenes como los de Emilio Osorio y Valeria. En su transformación para ser Malú, la actriz mexicana encontró similitudes con su vida personal y un crecimiento que la llevó muy por fuera de su zona de confort. De esto y más profundiza Valeria en nuestra entrevista.

1. ¿Cómo te preparaste para entrar a una novela como Amanecer, con tal grado de producción?
Este personaje se me dio de una manera muy natural desde el casting. Son pocos los castings que haces y que terminas con gran satisfacción, porque muchas veces tú, como tu peor juez y el más crítico, siempre estás con la idea de: “lo pude haber hecho mejor, no lo hice tan bien, no me veía tan bien”. Como que siempre te tiras tú solita. Y en este casting, la verdad, salí y dije: “Lo di todo, lo hice lo mejor que pude”. Estaba muy satisfecha con el resultado. Y algo en mí me decía: “Vas a estar en el proyecto”.
Siento que muchas veces —y es raro—, hay un sexto sentido que te lo dice. Ya cuando me quedé en el proyecto, fue una emoción increíble. Lo único que sí me costó, se podría decir, es que nunca había hecho una novela. En algún momento estuve en Mi fortuna es amarte, que fue la producción de Nicandro Díaz (que en paz descanse), pero fue un personaje más pequeño.
Algo que he aprendido y me llevo de experiencia en esta novela, es que somos muchísimos personajes. Y con lo que me quedo es que al final un ser humano siempre va a ser diferente con su mamá, con su hermano, con su novio, con su prima… Entonces entender qué relación tiene Malú con cada uno fue algo que nunca había hecho con tanto énfasis en otros proyectos.
Soy mucho de la idea de que somos lo que creemos ser. Creo que tu mente es muy poderosa. Tú solita puedes sentir: estás en ese proyecto. Entonces también tienes que cuidar mucho tus pensamientos y tu entorno. No se trata de: “Bueno, ya lo sentí, seguro me quedo”. No. Es lo que viene a partir de ahí, porque en cualquier momento todo puede cambiar. Siento que depende mucho de qué vayas atrayendo.
“Soy mucho de la idea de que somos lo que creemos ser. Tu mente es muy poderosa. Puedes sentir que estás en ese proyecto… pero también hay que trabajar mucho después de eso.”
2. Cuéntanos cómo te identificas con el personaje de Malu en Amanecer.
Siento que ahorita [Malú] está en un momento de su vida en el que no sabe qué es el amor, ni cómo se debería sentir, ni cómo es la sensación de estar lista para dar el siguiente paso en una relación.
Y todas estas cosas… creo que, obviamente, yo ya he tenido novios, he cortado, me han roto el corazón. Pero también estoy en esta etapa de mi vida que —chance en diferente escala y en diferentes circunstancias— igual estoy conociendo todo. O sea, estoy en un momento donde a veces juro por mi vida que ya sé todo, que lo tengo clarísimo, que ya sé hacia dónde voy y con quién voy. Y de repente pasa algo y me cambia la rutina.
Entonces, siento que Malú y yo tenemos ahorita unas circunstancias parecidas, donde la vida nos está sacando de nuestra zona de confort. Y lo que nos toca es agarrarlo de la mejor manera. Ahí nos parecemos mucho.

“Malú y yo estamos en momentos parecidos: la vida nos está sacando de nuestra zona de confort. Y lo que nos toca es agarrarlo de la mejor manera.”
3. Cómo fue tu vínculo con los compañeros de set; hubo grandes nombres como Fernando Colunga, Blanca Guerra y Erick del Castillo, entre otros.
Sí, también María Rojo, Salvador Sánchez, Patricia Reyes Spíndola… fue increíble. La verdad es que para mí Blanca Guerra… no tengo muchas escenas con ella, pero se me hace una persona increíble. Siempre se lo he dicho: “Cuando crezca, quiero ser como tú”. Llega con una seguridad, con una energía… Creo que la edad no se mide en años, sino en cómo te tomas la vida, en el juego que das, en el chiste que das.
Y Blanca es una persona que tiene mucho eso. Yo la veía desde hace mucho y la admiraba desde hace tiempo. Y me la imaginaba de otra forma: hace personajes muy duros, muy serios, y cuando la conoces es la persona más divertida, más relajada. Y dices: “Wow, me encantaría llegar a ese momento de mi carrera y seguirme riendo, y seguirla pasando bien conmigo, con mis compañeros, y tener esa visión de la vida”.
María Rojo es con la que más me toca compartir escenas. Estamos trabajando en la cocina. Ella me enseña desde cero a cocinar, desde cómo tratar a la gente. Y también es una señora con muchísima experiencia, que le aprendes. Cada vez que la veo es impresionante. Lo que me llevo de María es: no solo te quedes con lo que dice el texto. Como actor, como personaje, crea, confía en tu sexto sentido —regresamos al sexto sentido— y viste a la escena, sé real con lo que estás haciendo. No te quedes nada más con lo que lees.
4. ¿Cómo te sientes de estar construyendo tu propio camino en el mundo de la actuación?
Entré a esta novela muy segura; hice el casting y todo fluyó, dije: “¡Ay sí, wow, lo tengo súper resuelto!”. Y la verdad es que no. Me di cuenta que todos los días se puede aprender algo nuevo. Y que lo bonito de esta carrera es que te saca de tu zona de confort.
Le pregunté a Ana Belén —que hace al personaje de Tocha—: “Oye, ¿los nervios nunca se van?”. Porque yo, empezando, tenía unos nervios impresionantes en cada escena. De que tú solita te puedes poner el pie con los nervios: puedes hablar mal, se te va la dicción, se te olvida el texto… esas cosas. Y me dijo: “Esos nervios nunca se van”.
Y desde ahí me di cuenta que si tienes nervios, es que estás en el lugar correcto. Qué feo no sentir esa adrenalina en tu trabajo, ¿no? En mi punto de vista, solo hay que trabajar los nervios.
Es una producción enorme de Juan Osorio —tenía muchísimas ganas de trabajar con él—, y es un equipo que cuida los detalles, que se fija en todo. Y aprender que hasta el detalle más chiquito importa; eso me lo llevo para mis próximos proyectos. Para mí, este proyecto fue una escuela gigante. Aprendí, lloré, crecí muchísimo como actriz y como persona. Y eso está padrísimo, porque son pocas las veces que te toca estar en un proyecto tan completo, la verdad.

5. ¿En qué clase de proyectos te gustaría seguir participando para ampliar tu mundo profesional?
Mi papá [Sergio Sendel] es actor y siempre ha estado en Televisa. Toda mi vida he escuchado la palabra “Televisa”. Y uno de mis sueños era poder estar aquí. Entonces hoy, que estoy en Televisa, no solo estoy trabajando en lo que me gusta, sino en un lugar que fue mi hogar por muchos años. Me llena de orgullo tener la oportunidad de estar trabajando en un personaje tan importante, en una novela tan importante, con uno de los productores más importantes.
Televisa es muy familiar para mí, es mi hogar. Me encantaría seguir trabajando con ellos, seguir haciendo más proyectos por muchos, muchos años. La verdad es que la novela, la telenovela, es un melodrama increíble, y como actor lo disfrutas muchísimo.
Pero también me gusta el otro lado. Me gusta el cine, las series, viajar, trabajar en el extranjero, las plataformas… Siento que estoy en un momento de mi carrera en el que quiero hacer todo. Como que digo: “Al final estoy empezando, de cierta manera”. Estoy en una etapa en la que quiero probar, deshacer y hacer… Y si la vida me lo dice, en algún momento irme hacia un lado mucho más específico. Pero ahorita, la verdad, todo me emociona.
“Lo que me llevo de María Rojo es: no solo te quedes con lo que dice el texto. Como actor, confía en tu sexto sentido y viste la escena.”
6. Valeria en la moda: qué te gusta usar, qué defines como tu estilo personal o fuera de las cámaras.
Casi nunca me maquillo, soy muy natural en ese sentido. No me gusta tener maquillaje muy cargado, me cuesta mucho trabajo. De cierta manera, intento ser real. ¿Sabes?
Creo que hoy en día, en redes sociales, puedes ver muchas cosas falsas: operaciones, botox… No está mal, pero siento que eso nos pone en una categoría un poco no real. Y para nuevas generaciones o para niñas que nos ven desde la pantalla, desde plataformas, desde redes… puede ser un poco contraproducente. Siento que está bien bonito que alguien a quien admiras respete la belleza natural, que ya la verdad cada vez se ve menos.
Y tengo un estilo muy específico. Soy muy chiquita de la parte de arriba y soy muy piernona, entonces como que siempre tengo estos dos extremos: o falda con crop top, súper arreglada, o pants y crop top. Como que soy ese boyfriend clothes y también esa niña. Y algo petit arriba; tengo esos dos extremos.
