LA SERIE LES CABINOTIERS LE TEMPS DIVIN explora la noción del tiempo a través de diferentes percepciones tanto conceptuales como culturales. En específico se enfoca en el simbolismo japonés a través de tres figuras clave para representar a estos Kami, o divinidades, en las esferas de cada una de las piezas de relojería que conforman esta serie. Según los mitos japoneses se cree que los Kami poseían una gran energía cósmica que ejercía una gran influencia en el universo, interviniendo así en el curso de los acontecimientos y dándoles un carácter sagrado a cada una de sus acciones. Es así como estas deidades al descender a la Tierra crearon el archipiélago japonés encargando al primer emperador Jinmu la fundación del Imperio del Sol.

Esta pieza de alta relojería, oda a a Konohanasakuya-hime, cuenta con un calibre 1440, es mecánico con carga automática con un diámetro de 22.10 mm y un grosor de 2.60 mm.
Su reserva de marcha del movimiento es de aproximadamente 42 horas. La caja es de oro blanco de 18 quilates con fondo de cristal de zafiro transparente y la esfera también es de oro de 18 quilates grabado a mano y esmalte aplicado a mano.

Las tres principales deidades en las que Vacheron Constantin se inspiró para crear esta serie comienzan con Izanagi, el dios de la creación y fundador de Japón. La segunda es Amaterasu, diosa del sol, nacida del ojo izquierdo de su padre Izanagi quien dio origen a toda la estirpe de los emperadores japoneses e introdujo en Japón el cultivo de arroz y el trigo, junto con la cría de gusanos de seda. Por último, nuestro reloj favorito de la serie Les Cabinotiers Le Temps Divin se encuentra dedicado a Konohanasakuya-hime, la diosa del monte Fuji y de todos los volcanes japoneses, quien se encuentra rodeada por la luna y las ramas de cerezo en flor.

Las esferas de oro de estos tres relojes se someten a una primera fase en donde el maestro grabador usa la técnica de huecograbado intaglio. Esta consiste en grabar con un buril microsurcos de una profundidad de centésimas de milímetro. Después de 20 horas de trabajo por esfera, el esmaltador pinta, hornea y fija los colores, resaltando los trazos a través de un método artesanal único usado por la manufactura relojera más antigua del mundo fundada en 1755. Esto y más hace que cada una de las piezas que conforman la colección sea una verdadera obra de arte perfecta para aquellos exigentes coleccionistas de la alta relojería.