La mexicana Sáshenka Gutiérrez, ganadora el pasado miércoles del premio Ortega y Gasset en la categoría de mejor fotografía, es una fotorreportera del otro lado de las mentiras, confiada en que la honestidad es la clave para lograr buenas imágenes.

“Para tomar una buena foto, lo primero es ser honesto con lo que estás haciendo, aunque, por supuesto, hay que dominar la técnica”, aseguró en entrevista a Efe la ganadora del prestigioso premio anual del diario El País.

La obra premiada es una imagen tomada a Sandra Monroy, paciente de cáncer sometida a una mastectomía bilateral que le salvó la vida, una imagen, que según el jurado, captura un momento de máximo dolor, en el que la herida es todavía reciente, y aun así logra transmitir esperanza.

“La veo como una foto de valentía; conmovedora. Las mujeres que rodean a Sandra están llenas de amor y sororidad; más allá de la idea del terror al hablar del cáncer, esa foto habla de la vida”, señaló la fotógrafa de la oficina de la agencia Efe en México.

Es Sáshenka una mujer menuda que asume su oficio como una deportista profesional. Antes de la pandemia corría más de una hora sin parar y aunque ya bajó la intensidad, lo compensa con entrenamientos de pesas para fortalecer su espalda y poder cargar equipos de hasta ocho kilos.

“Con el paso del tiempo me hice ordenada. Me levanto temprano, reviso las pilas de mis equipos, vacío las tarjetas y llego a tiempo a mis asignaciones; si no conozco bien al entrevistado, estudio cómo se comporta”, señala.

Entre sus colecciones de fotos más completas está la de la Premio Cervantes de literatura Elena Poniatowska. No es casual; como el personaje Lilus Kikus de la primera novela de la escritora, que mira por horas cómo un gato juega con su cola, Sáshenka está obsesionada con el arte de observar.

“La mirada se entrena, aprendí a ver detenidamente las cosas. Elena es una de las personas de las que más fotos tengo. A veces me pregunta para qué la busco tanto, otras se fija en mis botas o en mi pelo de colores”, dice la artista que hoy lleva el cabello de color violeta, combinado con el tono de sus uñas.

Hace un año la policía la detuvo en el metro de la capital junto con otras compañeras horas antes de una protesta feminista. En vez de lamentarse, en el momento de apuro hizo lo que más la apasiona: tomar fotos a los agentes.

Que Sáshenka siente una seducción por el peligro lo dicen su trabajo y lo atestiguan sus compañeros.

“Es una mujer sin miedo, si le digo que hay una cobertura en un foco de la covid o donde sea, ella siempre dice que sí”, asegura Alejandro Cruz, su editor en la delegación de México de Efe, donde también trabaja Francisco Guasco, quien en diciembre pasado ganó el Premio Jalisco de Periodismo.

“Es un orgullo que en tan poco tiempo dos de los fotógrafos de Efe México hayan obtenido sendos premios tan prestigiosos”, aseguró Cruz.

Un ejemplo de la profesionalidad de Sáshenka fue lo vivido en el terremoto de 2017 en Ciudad de México. Se fue al lugar de los derrumbes, sin saber si su casa seguía en pie y su familia viva.

“Con una foto que nos guste, ya todo valió la pena”, asegura con una pasión que roza la inconsciencia.

Sáshenka posee un estilo propio. Quien mira sus fotos sabe que ella es la autora porque, a diferencia de colegas que usan el fotoshop para ajustar el brillo y cuestiones técnicas, sus obras quedan en el primer intento.

Siente devoción por el trabajo, pero reconoce que, como por guardametas del fútbol, un fotoperiodista necesita buena fortuna.

 

“Un fotógrafo sin suerte, pues no. Eso no es posible”, concluye.

Otros galardonados

Ell premio a la Mejor historia o investigación periodística ha sido parala investigación sobre la pederastia en el seno de la Iglesia española, publicada en el diario EL PAÍS. El jurado ha destacado “el valor fundamental de una investigación de largo aliento, sobre unos hechos ocultos y ocultados durante décadas, dando voz a personas adultas quebradas por las terribles experiencias de la infancia”. Asimismo, ha resaltado que es “una investigación que impacta en la vida de las personas, moviendo a los poderes públicos y a la Iglesia a iniciar sus propias investigaciones”. Por último, ha valorado la participación de los ciudadanos quienes, a través de un correo habilitado por el diario, han nutrido una contabilidad de más de 600 casos de abusos con más de 1.200 víctimas.

En esta categoría, el jurado ha decidido otorgar una mención especial al trabajo Nueva York es una casita con cenizas de migrantespublicado en El Faro de El Salvador.

En la categoría de Mejor cobertura multimedia, se ha reconocido el especial El reto tras la masacre: memoria, verdad, justicia y no repetición, publicado por el medio nicaragüense Divergentes, y que analiza la situación de represión que se vive en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega. El jurado ha resaltado que se trata de un trabajo que “reúne todo lo exigible al buen periodismo: información, diferentes puntos de vista, numerosas voces y análisis exhaustivo. Pulsa, además, varias teclas que serían aplicables a otros lugares del mundo. Integra múltiples formatos, bien ejecutados y combinados, pensados para una audiencia plural, que permiten entender la realidad que vive el país centroamericano”. El jurado también ha resaltado “las circunstancias en las que se ha realizado este trabajo, desde el exilio y bajo la presión de un régimen totalitario”.

En esta categoría, el jurado ha decidido otorgar una mención especial al trabajo España intensiva: así ha cambiado el campo a fuerza de PAC y mercado, publicado simultáneamente en Datadista elDiario.es.

En esta 39ª edición de los premios, el jurado ha estado compuesto por Adriana Domínguez, presidenta ejecutiva de Adolfo Domínguez; Pura Fernández, directora de Cultura Científica y Ciencia Ciudadana y directora de Editorial CSIC; Sergio Ramírez, escritor; Elisabeth Duval, filósofa y escritora; Pepa Bueno, directora de EL PAÍS; Carlos Yárnoz, Defensor del Lector de EL PAÍS; y Lucía González, periodista y miembro del Comité de Redacción de EL PAÍS. Ha ejercido como secretario del jurado, sin derecho a voto, Pedro Zuazua, director de Comunicación de EL PAÍS.

Los Premios Ortega y Gasset, creados en 1984 por EL PAÍS y que llevan el nombre del pensador y periodista español, buscan resaltar la defensa de las libertades, la independencia y el rigor como virtudes esenciales del periodismo y dar reconocimiento a aquellos trabajos que hayan destacado por su calidad.

Cada uno de los galardones está dotado con 15.000 euros y con una obra del artista donostiarra Eduardo Chillida. Pueden optar a estos premios los trabajos escritos o gráficos publicados en español, en medios de todo el mundo.