Giambattista Valli presentó hoy una colección de Alta Costura que nos invita a soñar con Roma.

Cuando escuchas el nombre de Giambattista Valli es común pensar en volumen; volumen en las faldas, en las mangas, en el torso. Ya lo dijo el diseñador, “Para llenar los espacios de la Alta Costura, tenemos que tener volúmenes exagerados”, y eso hizo en su colección para primavera 2019.

Sus vestidos (a pesar del volumen) suspiran simpleza, no son abrumadores ni ostentosos. Sus piezas, bajo los requerimientos de las costumbres de la Alta Costura, necesitaron horas de trabajo y varios metros de tela. De hecho, esta temporada creó un vestido que requirió 6.000 metros de cinta de tul bordada que hacía parecer a la modelo como una pequeña nube.

También, un top de manga larga de cuentas que tomó alrededor de 240 horas de bordado. Valli comentó con sarcasmo, “Suena muy pesado… Cuando dices, tardé tres meses en hacerlo, pero parece que no requiere esfuerzo, como si lo hubieras cosido en una noche”.

 

Giambattista Valli, Alta Costura, Spring 2019.

 

Según el diseñador, la colección está inspirada en su ciudad natal, Roma y aquellos personajes que lo inspiraron a mudarse a París: diseñadores como Yves Saint Laurent o Hubert de Givenchy.

Giambattista Valli, Alta Costura, Spring 2019.

 

En esta colección tiene toques orientales en forma de sombreros sufí “sikke” así como representaciones pintadas a mano de arte del siglo XV y plumas de emú. Es decir, todo un homenaje a diferentes elementos que a pesar de diferentes, tenían un sentido estético. “Así es la Alta Costura, debo mostrar lo que he aprendido” concluye.

 

Giambattista Valli, Alta Costura, Spring 2019.