En Nueva York, Nicolas Ghesquière presentó su colección Cruise 2020 para Louis Vuitton y vuelve a coronarse como rey de la Space Age actual.

Esta semana, Nueva York fue conquistado por la fashion crowd del mundo; casi como los días de fashion week pero con tan solo dos eventos magnos. El primero, la Met Gala; esa fiesta que pasa por sí sola como los Oscar de la moda —aunque no tenga que ver con galardones—. El segundo, el desfile de Nicolas Ghesquière para presentar su colección Louis Vuitton Cruise 2020.

El venue, la terminal de la aerolínea Trans World en JFK que estuvo abandonada por dos décadas, es un recinto arquitectónico diseñado en plena Space Age de los sesenta por el arquitecto Eero Saarinen. En una semana, este reabrirá sus puertas como un exclusivo hotel para extender el estilo de vida jet-setter que se propiciaba durante aquellos años. Pero de vuelta a Louis Vuitton y Ghesquière, el sitio se conjugó como un emblema para perfeccionar la visión del creativo.

Si hay que describir la colección en una frase, diríamos que es un viaje por el tiempo y los momentos más glamurosos que definen a la Gran Manzana. Y sí, Nicolas nunca escatima en darle su propio giro espacial. Siluetas que se adhieren al cuerpo con algunos toques voluminosos. El magnífico contraste de texturas —terciopelos, bordados en lentejuelas y chaquiras y brocados— conjugan una idea gótica que explora una utopía retroactiva. El estilo victoriano, los ochenta, Wall Street y sus smart suits y el Deco representativo de la arquitectura de la ciudad, fungieron como una reconsideración del avant-garde.

Si hay algo en lo que Ghesquière se ha declarado un verdadero profesional, es en darle a las mujeres prendas que prescinden las tendencias. Él diseña para las clásicas y atemporales que buscan comodidad —fun fact: esta colección no incluyó zapatos altos—. Una vez más, las enamoró.

*IMAGEN: Getty Images