Moda

La Semana de la Moda de Milán volvió a ser epicentro de conversación global, esta vez con un desfile de Max Mara que dejó huella. Ian Griffiths, su director creativo, presentó una colección que reinterpretó el rococó con un giro inesperado: lejos de la ornamentación excesiva, apostó por la pureza minimalista. Un contraste exquisito que llevó a la casa italiana a un nuevo nivel de sofisticación.
Gabardinas con poder narrativo
El desfile abrió con una serie de gabardinas estilizadas que demostraron la maestría de Griffiths en la sastrería. Con hombros adornados por delicadas nubes de gasa, estas piezas equilibraron modernidad y teatralidad.
Los cuellos embudo y las solapas levantadas reforzaron la estructura arquitectónica de los looks, dejando claro que la gabardina sigue siendo la pieza insignia de Max Mara.
Chaquetas que reinventan el cuerpo
Las chaquetas bodycon fueron otro de los puntos más celebrados. Diseñadas para abrazar la silueta, muchas dejaban la espalda al descubierto, aportando sensualidad sin perder elegancia.
Los pantalones pitillo acompañaron estas siluetas, alargando visualmente la figura y conectando con una estética contemporánea que se inspira tanto en el gimnasio como en la corte de Versalles.
Vestidos de pétalos y transparencias
Cuando la noche llegó a la pasarela, el rococó se hizo evidente en los vestidos de pétalos de gasa. Inspirados en la naturaleza, eje del siglo XVIII, estos diseños evocaron frescura y ligereza.
Griffiths explicó que buscaba transmitir la ilusión juguetona de Versalles, pero con un lenguaje moderno que resulta accesible para la mujer actual.
Un escenario con grandeza
El Palazzo del Ghiaccio fue el marco elegido para la presentación. La pista de patinaje más icónica de Milán se transformó en un espacio de sofisticación contemporánea, donde la banda sonora mezcló jazz funk con un poderoso concierto de órgano.
Esta fusión musical amplificó la sensación de estar ante un espectáculo que no solo muestra moda, sino arte en movimiento.
Un mensaje atemporal
Ian Griffiths reafirmó que el verdadero lujo está en crear prendas que favorecen y no resultan vulgares. Su mirada británica se fusiona con el ADN italiano de Max Mara, dando como resultado una colección que dialoga entre tradición y modernidad. La mujer Max Mara es fuerte, elegante y consciente de su poder.
*IMAGEN: Google Images