Llevábamos un par de semanas en confinamiento cuando Netflix estrenó su nueva serie, Control Z. Seguramente la viste: es la historia de Sofía Herrera y sus compañeros de escuela que son atacados (o cyberatacados) por un hacker desconocido. Para muchos, la historia es la versión mexicana de Élite, pero con un tono tropicalizado. A Sofía la interpreta Ana Valeria Becerril, actriz que ya tiene un Ariel —el premio máximo del cine en México— y estuvo presente en Cannes, una “ciudad surreal” como la describe, para el Festival de Cine. Ambos fueron logros por su participación en Las hijas de Abril (de Michel Franco), filme al que le tiene un cariño especial porque “fue mi puerta de entrada al cine”.

Ana Valeria es alegre y sencilla. Para esta historia especial con Grazia México y Latinoamérica, Ana estuvo en toda la disposición. La fotografiamos vía FaceTime —Jorge, nuestro fotógrafo, vive en Panamá, y Ana en la Ciudad de México— porque en plena pandemia esa es la manera de llevar a cabo una sesión de fotos sin contacto alguno. “La verdad es que fue muy padre”, nos dijo en la entrevista que tuvimos días después del shoot.

Top y brief en tejido de punto, y pulseras J’Adior; Dior

La actuación para Ana Valeria Becerril comenzó como un mero hobby en la prepa. Ella soñaba con ser arqueóloga o historiadora, pero después de probar el teatro supo que su destino estaba en la interpretación. “Empecé cuando tenía 14-15 [años] y empecé a hacer teatro muy independiente, en teatros chicos en la Ciudad de México. Una maestra que tenía en un taller de actuación en la secundaria me invitó a que le echara la mano con unas obras, me gustó y me quedé”, platica. El pasatiempo se convertiría en la excusa perfecta para faltar a la escuela, nos cuenta entre risas —“todo era padre”, agrega—, y terminaría siendo su profesión.

Entre el cine y el teatro es difícil escoger uno, confiesa Ana. “El objetivo en mi carrera es poder tener la oportunidad de balancear todo, de poder hacer cine, poder hacer tele, poder seguir haciendo teatro. En el teatro es el lugar donde más plena me siento, pero en un set me divierto muchísimo, aprendo muchísimo; los dos los disfruto mucho, mucho”, declara.

“Me encanta lo que se hace aquí en México y creo que hay que apoyarlo y vale la pena contar historias mexicanas. Pero si tengo la oportunidad de trabajar fuera, estaría increíble.”

Tras Las hijas de Abril, su fama se consagró con la más reciente producción mexicana de Netflix, Control Z. Fue la primera serie juvenil de México en el servicio de streaming y se mantuvo en el top 10 del país durante tres semanas consecutivas. Ana enamoró al público con su papel como Sofía, una chica muy observadora que se convierte en investigadora del caso que tiene a toda su escuela temblando. “Leí el personaje de Sofía y leí de qué iba la serie, me parecieron súper importantes todos los temas que proponía, cómo proponía contarlos, los personajes me parecieron súper complejos, la historia súper compleja. Todo me pareció importante para contar”, destacó sobre el proyecto. “Más que tratar de dar una moraleja y decir qué está bien y qué está mal, plantea situaciones reales que los jóvenes y adolescentes están pasando. Tratamos de contarlo desde un lugar muy objetivo y eso hace que a veces las escenas se puedan ver fuertes o sean un poco incómodas de ver. Creo que es [justamente] lo que abre debate, y no solo entre los jóvenes que puedan llegar a verla, sino que, algo que me está gustando es que otras generaciones se están sentando a ver Control Z, entonces los papás se sientan a ver la serie y dicen: ‘órale, puede [ser] que mi hijo esté pasando por esto’. Se abre [la] conversación y eso a mí me parece muy importante. Es un acierto que hemos logrado”, agrega.

Camisa en algodón, saco y pantalón en shantung, y sombrero Panamá; Dolce & Gabbana

Para Ana, la experiencia del rodaje fue muy divertida e incluso comparte que todo el elenco congenió casi instantáneamente. “La verdad es que todos los días terminábamos con una anécdota muy chistosa, pero también todos pasamos por momentos complicados… a todos nos tocó grabar escenas muy fuertes”. Puso de ejemplo la pelea del tercer episodio: “Fue una cosa muy fuerte. Fue entretenida de hacer por la coreografía, habían muchos extras, pero al fin y al cabo estábamos tocando temas muy duros, así que si alguien tenía que parar, todos íbamos a ver si estaba bien, si necesitaba algo”.

Dado al gran éxito, Netflix ya confirmó una segunda temporada; sin embargo, Ana adelanta que las grabaciones están en pausa por la cuarentena: “Yo no sé casi nada, los guionistas no nos quieren soltar absolutamente nada. Solo sé que se va a poner intensa, intensa, intensa”. Y es que el final deja al televidente con ganas de más y, como Ana Valeria lo define, “muchos cabos sueltos”. “A mí lo que me gustaría ver es obviamente a Sofía tratando de descubrir qué pasó con su papá, dónde está, por qué hizo lo que hizo”, dijo sobre su personaje. Pero hay algo de la trama que no la “deja dormir por las noches”, y si tú también viste la serie, seguramente estás igual que ella: “¿cómo está Javier?”. Lo que sí promete es que en cuanto termine el confinamiento, el elenco y staff se pondrán a trabajar para traer la siguiente parte lo antes posible.

Camisa en seda, brief y pulseras J’Adior; Dior

ANA VALERIA Y SUS IDEALES

Los ideales de Ana están bien planteados. Es una feminista activa en la lucha por la equidad e igualdad de género. Le atribuye su involucramiento en el movimiento a sus padres por inculcarle los valores que luego la llevarían a meterse de fondo junto a sus amigas. “Fuimos aprendiendo juntas, desde nuestra experiencia propia, conforme íbamos creciendo y las cosas que muchas de nosotras tenemos que pasar y que pasamos, desgraciadamente, a sentarnos y mirarnos y decirnos ‘es que no está bien esto, no está bien que nos pasen estas cosas’ […] Tengo amigas y compañeras que se metieron mucho más profundo [en el movimiento] desde hace algunos años y ellas me fueron invitando y explicando cosas”, comenta.

Como a muchos, la cuarentena le ha servido a Ana Valeria para ponerse al corriente con lecturas atrasadas y cumplir con algunos planes que ya tenía, pero había pospuesto por falta de tiempo —aprovechó para tomar un taller de teorías feministas que le daba mucha curiosidad—. Sin embargo, si hablamos de lecciones, ella se queda con una muy importante y valiosa: “cuidar al otro. Yo me quedo con eso, ‘me cuido yo para cuidar al otro’. Yo voy a salir con ese mantra”.

La carrera Ana Valeria Becerril aún comienza. Su Ariel fue la bienvenida al mundo del entretenimiento, así lo detalla, pero lo que le espera a esta joven actriz con apenas 23 años, es éxito. “Me encanta lo que se hace aquí en México y creo que hay que apoyarlo y vale la pena contar historias mexicanas. Pero si tengo la oportunidad de trabajar fuera, estaría increíble”, declara entre risas sobre su rumbo. Dentro de sus próximos proyectos están dos filmes nacionales, Los días que no estuve de Samuel Díaz y Valles —“Nos fuimos a grabar a Mazunte, Oaxaca […] la película va a estar muy linda porque el mar siempre está de fondo, entonces eso creo que le da un toque muy mágico”, nos comparte sobre este proyecto protagonizado por Martín Altomaro—, y el nuevo filme de Marcelino Islas, Mi novia es la revolución.

En los próximos meses, y en adelante, el nombre de Ana Valeria Becerril estará en boca de todos, no por la cantidad de proyectos que tiene en puerta, sino por su indiscutible talento.

*FOTOGRAFÍAS: Jorge Andrés Rojas/ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: Astrid Becerril