Dior acaba de encender una nueva era para su bolso emblema: Lady Dior renace bajo la mirada de Jonathan Anderson y la presencia de tres embajadoras que hacen del objeto algo vivo: Mia Goth, Greta Lee y Mikey Madison. Un estreno visual que dialoga con la historia de la maison al mismo tiempo que la reinterpreta para este momento.

Un escenario lleno de memoria

La campaña se rodó en Pavillon de Musique de la Comtesse du Barry, un emplazamiento cercano a París cargado de resonancias aristocráticas, jardines y arquitectura del siglo XVIII. Allí, las figuras se insertan entre columnas, ventanales, jardines y salones antiguos. La luz natural domina: suave, envolvente, sin artificios. Las imágenes se sienten a mitad de camino entre un cuadro de pintores clásicos y un retrato contemporáneo.

En el Pavillon de Musique de la Comtesse du Barry, Lady Dior deja de ser solo accesorio: se convierte en testigo y en protagonista del diálogo entre pasado y presente.

Las embajadoras como médium del cambio

Mia Goth, Greta Lee y Mikey Madison no fueron elegidas por su visibilidad en redes; son mujeres de cine, con trayectorias que exploran personajes complejos, con matices, con identidades no planas. Esa densidad le presta peso al bolso: el Lady Dior no se hace famoso por sí solo, sino por quién lo lleva. Anderson lo dice con simpleza:

“El Lady Dior es uno de los bolsos más icónicos de la historia. Me encanta que, cuando lo emparejas con alguien como Mia, Greta o Mikey, de pronto se convierte en algo nuevo.”

Ese “algo nuevo” es el gesto central de la campaña: el objeto no cambia demasiado, pero su voz sí, según quién lo lleve.

Estética: suavidad que afirma

  • Tonos pastel, cremas, grises neutros y verdes suaves dominan la paleta. No hay ruido visual innecesario.
  • Las embajadoras aparecen con gestos espontáneos, casi reactivos, no posando como maniquíes. Esa naturalidad rompe jerarquías.
  • El contraste entre interior y jardín refuerza el diálogo entre intimidad y exposición.

Esta campaña nos gusta porque:

  • Que un clásico puede reinventarse sin traicionarse: el Lady Dior sigue siendo reconocible, pero su narrativa se expande.
  • Que las embajadoras importan: no son caras vacías, son voces que suman significado.
  • Que el lujo puede ser suave, contenido, capaz de dialogar con fragilidad más que imponerse con fuerza.
  • Que el fashion marketing puede contar historias, no solo mostrar productos.

Cómo sumarlo a nuestro día a día

  • Llévalo con tonos neutros y piezas delicadas (blusas de seda, faldas vaporosas, chaquetas ligeras).
  • Que tu bolso clásico sea tu acento: no compitas con él, permítele hablar.
  • Más gesto que ostentación: accesorios pequeños pero firmes, joyas discretas, no exceso.
  • Calidad sobre cantidad: si vas a invertir en bolso, que cada uso cuente, que lo cuides, que lo devuelvas a esa idea de objeto con memoria.

*Imágenes: cortesía Dior