Con el fallecimiento de la Reina Isabel II de Inglaterra, el 8 de septiembre de 2022, he recordado una imagen que en su día me impactó fuertemente. Sola, de negro, con mascarilla, sentada en la catedral de St. George, tras el funeral del príncipe Felipe de Edimburgo, en 2021. La he buscado y ha vuelto a producirme un vuelco del corazón. Brutal el significado y el significante. Poco más de un año después se ha ido Ella. No digo -quién sabe qué- que haya sido la causa, cuando estamos hablando de una mujer de 96 años. Pero sí estoy segura de que algo habrá influido en su salud y en su deseo de vivir.

Reina a los 25 años. La Reina de África, donde en Kenia supo de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, pues allí se encontraba de viaje oficial con su esposo. Reina durante setenta años, el reinado más largo conocido en el Reino Unido, gozaba del cariño inmenso de los británicos, y siempre he tenido la sensación de que ha sido la viva imagen de la personalidad del pueblo británico. Me ha atraído su frescura a pesar de los años, esa de la que alardea la calle inglesa. Y lo ha hecho tanto como su estricto seguimiento de la formalidad y el protocolo, también como los integrantes de su país.

He mirado más fotografías y he vuelto a disfrutar de esa jovialidad de una anciana que ha continuado usando colores vibrantes casi hasta su muerte, esos verdes, esos rosas ciclamen, sus sombreros… Viéndolas he tenido una grata sensación, como si la reina Isabel II no hubiera querido alejarse nunca de la joven Lilibet -como la llamaba su padre, como se llama su bisnieta, hija del príncipe Harry y Meghan Markle-, como si quisiera integrarse por completo en esa manera tan británica de vestirse, como una más.

Y me ha dado pena ver esa otra imagen de la Reina saludando a Liz Trust, tras encargarle la formación de un nuevo Gobierno el pasado martes 6 de septiembre. Pena viéndola tan disminuida dando la mano a la nueva Primera Ministra. Divertimento comprobando que ni para ello se había separado de su bolso colgado del brazo. Disfruté con su sonrisa que pensaba cómplice. Y alegría de saber que le había dado tiempo precisamente a ver nombrada a una mujer al mando del Gobierno. Me hacía gracia creer que hubiera esperado ese momento para morir. Ella ya dijo en un discurso al llegar a la mayoría de edad que se entregaría al pueblo y a la familia imperial durante toda su vida fuera corta o larga, y no podía perderla antes de que hubiera encargado el nuevo Gobierno. Me ha gustado imaginar que era fruto de su responsabilidad a toda costa.

He aprendido a entender mejor la figura de la Reina a través de la serie ‘The Crown‘. He comprendido su figura, sus maneras, su fortaleza, sus imposibles debilidades, su fidelidad a la Historia y a su propia historia, su lealtad a la Corona. He entendido algo que ya sabía pero que he visto más claro: la soledad del poder. He valorado muchísimo el significado de la Institución, los cuidados milimétricos a la misma. He admirado el protocolo, profundo, serio y pensado dIría que casi exclusivamente en función de las necesidades de la Monarquía. Para no haber contado con la posibilidad de ser la Reina no está mal.

Me gusta decir que he entendido gracias a esta serie su significado de la responsabilidad y el deber, como si le corriera por las venas. Todo eso unido al compromiso con su país, con su pueblo, pero especialmente con la Institución, con la que no se juega, a la que no se daña. Todo ello atravesando etapas, dificultades, momentos de gloria, años horribles, traspasando de un siglo a otro, viviendo los dramas de cualquier familia, pero elevados a la monárquica potencia. El sentido del deber extremo, su capacidad para la objetividad con los diferentes Gobiernos, sin mostrar gusto o disgusto por ningún color, a veces la frialdad, imagino siempre que aparente, la dignidad, esa manera tan suya de huir de la frivolidad, a pesar de verse inmersa en ella a través de la familia, su austeridad, su dureza con los escándalos familiares… me entusiasman como ejemplo de existencia.

Descanse en paz.

*Imágenes: Instagram The Royal Family