Moda

Tras el anuncio de OTB Group, Marni y su director creativo, Francesco Risso, confirman el fin de su colaboración. Bajo la dirección creativa de Francesco durante una década, Marni encontró un nuevo ritmo, impulsado por una audaz evolución creativa que impulsó la renovación de la moda femenina, la expansión de la masculina y el desarrollo de desfiles y experiencias inmersivas. Su enfoque instintivo hacia la narrativa emocional aportó una mayor sensibilidad a la marca y dio lugar a una amplia gama de colaboraciones artísticas que abrieron la casa a nuevos espacios culturales.
“Francesco ha abrazado el espíritu y los valores de la casa y, junto con su equipo, los ha llevado a nuevas dimensiones, sentando las bases de una nueva y emocionante etapa en Marni. Francesco es un diseñador único y un artista de corazón, y le deseo lo mejor para el futuro”, declaró Renzo Rosso, presidente de OTB Group, la empresa matriz de Marni.
Francesco Risso: «Siempre estaré agradecido con Renzo por creer en mí, por darme el primer asiento en un viaje que se convirtió en algo más de lo que podría haber imaginado. Marni ha sido un estudio, un escenario, un sueño. Ha sido un espacio lleno de color, instinto, cariño y espacio para que las personas sean ellas mismas. Me enseñó a construir con sentimiento y lo poderosa que puede ser la verdadera colaboración. Gracias a todo el equipo de Marni y a todos los amigos que se unieron a lo largo del camino, ¡y por más viajes extraordinarios por delante!«.
Francesco Risso, el alquimista creativo detrás del nuevo universo Marni
En un mundo donde la moda a menudo corre por inercia, Francesco Risso ha elegido bailar. A veces en calcetines, otras con tapices, y siempre con imaginación. Desde que tomó las riendas creativas de Marni en 2016, ha transformado la casa italiana en un laboratorio estético impredecible, visceral y radicalmente poético.
Marni, que durante años fue sinónimo de discreta sofisticación y líneas arquitectónicas, es ahora un caleidoscopio de tejidos emocionales, volúmenes teatrales y paletas cromáticas que rozan la psicodelia. Y todo ello sin perder ni un gramo de autenticidad.
De Prada a Marni: el viaje de un narrador textil
Nacido en Génova en 1983, Francesco Risso estudió en el Istituto Marangoni de Milán y en el FIT de Nueva York, y fue en Prada donde se curtió durante más de una década. Allí aprendió precisión, rigor y la obsesión por el detalle.
Pero lo que trajo a Marni no fue solo técnica: fue una mirada distinta, onírica y profundamente personal.
Desde su primera colección, Risso dejó claro que no había venido a continuar una fórmula, sino a reescribir el lenguaje. Lo suyo no es seguir tendencias, sino crear narrativas. Y lo hace con ropa que no solo viste, sino que invita a sentir, a jugar, a recordar.
Moda conceptual que no olvida la emoción
Si algo define el universo Risso es su capacidad para combinar la inteligencia conceptual con la sensibilidad emocional. Sus colecciones parecen salidas de un diario íntimo ilustrado: hay referencias a su infancia, al arte outsider, al cine japonés o a la psicología de grupo.
Un abrigo acolchado puede ser una armadura afectiva. Un vestido con flecos, una risa en movimiento. Un estampado infantil, una reivindicación de la ternura.
Y todo ello con un enfoque artesanal donde el tejido siempre dice algo. Marni bajo Risso es moda que respira y que habla. A veces susurra, a veces grita. Pero siempre dice la verdad.
Desfiles que son performances
Los desfiles de Marni se han convertido en verdaderas experiencias sensoriales. No son presentaciones: son actos poéticos.
Desde reunir a los asistentes en un túnel de lana tejida a mano en Tokio, hasta hacer que el público lleve la misma ropa que los modelos o que comparta asientos con extraños para crear comunidad… cada presentación es una declaración de intenciones sobre lo que la moda puede ser: humana, transformadora, inesperada.
Marni, ahora: el lujo imperfecto
En un panorama dominado por el minimalismo impoluto o la ostentación vacía, Marni ofrece una tercera vía: el lujo imperfecto, emocional, que busca la belleza en la rareza y en lo que no encaja del todo.
Los volúmenes son amplios, los colores chocan y se abrazan, las prendas parecen hechas para cuerpos en movimiento, no para perchas. Y eso lo cambia todo.
Risso no quiere musas intocables, quiere personas que se mueven, sienten, piensan y se contradicen. Su moda es un espejo de eso: fluida, artística, empática.
Francesco Risso convirtió a Marni en un espacio para imaginar otras formas de habitar el cuerpo y el mundo. Trajo a la pasarela el juego, la emoción, la memoria, la comunidad y lo hizo sin gritar, sin imposturas, solo con talento, visión y mucha alma.
En un momento en el que la moda busca propósito, Risso nos recuerda que vestir también puede ser un acto de amor. A una misma. A los demás. Al arte.
*Imágenes: cortesía y Getty Images