Querida soltera, si nadie te lo ha dicho el día de hoy: ¡Feliz día de San Valentín! Y tú, querida lectora que no estás soltera, no te vayas, esta nota también es para ti, aunque seguramente en tu teléfono hay muchos mensajes llenos de corazones y miel. 

Esta nota es para todas, las solteras, las casadas, las que no saben si están solteras, las que mueren por volver a estar solteras… Es una invitación para todas, porque esta nota pretende convencerte de pasar este día con el gran amor de tu vida, con esa persona que siempre está ahí para ti, que nunca te falla (aunque a veces sientas que sí), con la única con la que eres capaz de sonreír con el corazón, con esa persona que ilumina tus mañanas y tus noches, la única que puede cuidarte como te mereces y la única responsable de hacerte feliz: tú.

Si tienes pareja, probablemente hoy sea complicado dedicártelo a ti misma, pero… ¿cuándo fue la última vez que te regalaste una cena, más allá de la lata de atún que te comes parada cuando no tienes planes para cenar con nadie más? ¿Cuándo fue la última vez que te arreglaste, o te desarreglaste, por darte gusto a ti, segura de que nadie más te iba a ver? ¿Cuándo fue la última vez que invertiste dinero en ti, no en algo que necesitaras, sino en algo que realmente quisieras y que te hiciera sonreír? 

Ahora, cuéntanos cuándo fue la última vez que hiciste todas esas cosas para tu pareja… o para tu mejor amiga, o incluso para tu mamá.

Y esto también puede aplicar para las solteras, aunque si no hay un compromiso sentimental de por medio, es más fácil que elijamos (o nos veamos obligadas) a pasar tiempo con nosotras mismas.

Ser generosa y hacer todas estas cosas por los demás es maravilloso, y estoy segura de que las relaciones que tienes en tu vida son hermosas. Pero, ¿no merecemos hacer todo eso, con nosotras mismas?

Estamos tan acostumbradas a poner la responsabilidad de nuestra felicidad en otras personas que rara vez nos detenemos a hacer por nosotras lo que estamos dispuestas a hacer por los demás. En el mejor de los casos, las personas que nos rodean y a las que les invertimos tanto, nos recompensan con la misma moneda, pero déjame decirte algo duro que todas deberíamos escuchar alguna vez: no tienen por qué hacerlo.

La felicidad es una responsabilidad personal, y partiendo de ahí, se puede compartir con alguien más, pero jamás estará fuera de tu piel. Curiosamente, siempre cuidamos más lo que está afuera de nosotras, aunque en el fondo, solo nos tengamos a nosotras mismas.

Entender esto no debería ser ni triste ni negativo, ni debería hacerte sentir que nadie se preocupa por ti, sino todo lo contrario: tú eres quien más debería preocuparse, tú eres quién más debería cuidarte, y tú eres quién más debería hacerte feliz.

Así que hoy, aprovechando el bonito pretexto de San Valentín, aunque tengas pareja o cientos de amigas con las que ir a cenar, y todos a tu alrededor te hayan deseado un lindo día, ¿qué tal que te lo regalas a ti misma? ¿Qué tal que hoy —o mañana— te arreglas para ti, con eso que te hace sentir hermosa, te regalas una sonrisa en el espejo, te preparas una cena, o te llevas a ti misma a cenar a ese restaurante que mueres por conocer, te tomas una copa de vino y brindas por ti? Porque existes, porque eres maravillosa y perfecta, y porque te mereces todo el amor en el mundo.

Cuando nos hacemos consientes de que el verdadero amor de nuestras vidas, el más profundo, el que es para siempre, es el nuestro, es el que nos podemos dar a nosotras mismas, no hay vuelta atrás y te aseguro que jamás te volverás a conformar con menos amor del que mereces y que nunca más te sentirás sola, porque sabrás que siempre puedes estar contigo misma.

Y querida soltera: espero que estés en este punto de amor propio y que no sientas que estás soltera porque tienes mala suerte. Si es lo primero, ¡felicidades! Si es lo segundo, necesitas conocerte y amarte más, porque no se trata de que es mejor estar sola que mal acompañada, sino de que mientras estés acompañada por ti misma, nunca estarás sola.

*IMAGEN: Film Still Eat Pray Love