La parfumeur Christine Nagel platicó con Grazia sobre cómo llevar un perfume, el futuro de las fragancias, su aroma favorito y hasta de millennials. Lee la conclusión de la entrevista que ofreció en exclusiva a nuestra edición impresa y envuélvete de su libertad creativa y audacia.

GRAZIA: ¿Christine Negel tiene un sello olfativo personal? Más allá de sus creaciones. ¿Qué te viene a la cabeza cuando piensas en un aroma? Algo que te identifique, que sea muy tuyo.

CHRISTINE NAGEL: Mi olor favorito siempre es el de las personas que amo, pero en lo personal no tengo solo un olor favorito. Si embargo, me gusta cualquier aroma que cuando me lo pongo en la piel se funda con ella, ¡ crea esa mezcla entre ese aroma y mi piel! Otra cosa que pasa con el ser humano es que tú no sabes a qué hueles, pero otra persona sí puede saber a qué hueles tú, entonces yo a veces inclino la cabeza y huelo entre mi ropa y la piel, y eso me da confianza. A veces cuando estoy cansada ya de tantos olores me huelo a misma, eso me neutraliza, es como si regresara a cero y ya puedo volver a oler nuevas notas.

 

G:¿Tienes alguien que admires en perfumería? ¿Tu biblia, tu modelo a seguir?

CN:No, he tenido maestros, pero me alejé de ellos para poder hacer otras cosas. Yo lo que más aprecio es la libertad que me da una casa (perfumista), entre más libertad yo la voy a tomar. Lo que quiero es que mis creaciones inspiren, pero sobre todo, lo que más placer me da en la vida es estar caminando por la calle y oler a alguien que lleva mi perfume. Eso es lo máximo, porque siento que aunque nunca vamos a ser amigos o ni siquiera nos hablemos esa persona lleva puesto un poquito de mi y de mi creación.

G:Mencionaste que tu inspiración surge también de los jóvenes, de los millennials, ¿fue algo innato para ti o fue por una necesidad al ver que el mercado está cambiando?

CN:Dos cosas, primero, al entrar a Hermès descubrí un mundo completamente…, que no me imaginaba, yo me imaginaba a Hermès como una casa elegante, clásica, ¡que sí lo tiene! Sin embargo, descubrí mucha audacia y frescura. En primer lugar, es una gran audacia haberme contratado (entre risas), porque soy bastante diferente a los perfumistas anteriores. La audacia también se ve en la joyería que crean, como la joyería punk, pura fantasía y colores.

En segundo lugar, hemos notado que a los millennials y los jóvenes que vemos, les gustan los cambios, los giros y que todo pase muy rápido. Pero aún así cuando les hablamos de la casa Hermès les gusta mucho porque es duradero, es atemporal, entonces un objeto pasa de generación en generación y nunca pierde el estilo, sigue de moda. Son los valores que llegan a inspirar a los jóvenes, estos mismos jóvenes desvían los códigos. Amy Winehouse, por ejemplo, usaba un pañuelo Hermès como bustier, sin usarlo de manera convencional, ahora vemos como están haciendo tirantes con los pañuelos. Entonces se trata, sobre todo, de inspirarse en ello.

G:¿Cómo fue con Twilly?

CN:Con Twilly yo quería representar dos facetas: primero, la inspiración que me dan estos jóvenes que desvían los códigos y yo a la vez también desviar el código (de la perfumería). La segunda faceta es guardar los valores de la casa Hermès, haciendo que este perfume sea un objeto duradero, atemporal y que sea real. De buena calidad, especialmente, porque no es porque sea para jóvenes que se pierde la técnica o que va a ser algo barato, hay que mantener esa calidad. Otra cosa, hoy en día, el 95% de los perfumes para las jóvenes es con notas dulces, de caramelo, lo cual está muy bien, pero yo quería también que las chicas tuvieran la oportunidad de escoger algo diferente, incitarlas a ser más audaces y con mayor fantasía. Por eso estoy muy contenta que la casa me haya dado la libertad de crear este perfume con notas de jengibre.

G:¿No tuviste en ningún momento el temor de utilizar una nota como el jengibre, que puede ser muy amarga, fuerte o dura?

CN:No, la verdad nunca tuve miedo de usar el jengibre, es un olor que me encanta, y yo sé que se usa dentro de los perfumes en muy pocas cantidades. Otro privilegio que me da la casa Hermès es el tiempo, el tiempo de buscar por todo el mundo el jengibre correcto, con las raíces frescas, que era lo que yo buscaba, que sí le brinda (al jugo) un olfato que quema un poco, pero sigue siendo suave.

G:¿Qué podemos esperar para el futuro? ¿Estás trabajando en algo?

Ya estoy trabajando en algo nuevo, ¡claro! Lo que quiero es sorprender, siempre va a ser mi objetivo sorprender, crear a través de mis perfumes placer y emoción y, sobre todo, aprovechar esta libertad de crear, de hacer perfumes significativos que sean diferentes y en general ser diferente yo, sin hacer pruebas de mercado. Ojalá que otras casas también se den cuenta que no es necesario hacer pruebas de mercado y tal vez así el mercado de la perfumería crezca y sea más versátil.

 

Twilly d’Hermès, Hermès, $2,450, boutiques Hermès.

 

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