Moda
En el imponente concert hall Elbphilharmonie de Hamburgo, Karl Lagerfeld regresó a su ciudad natal para su mejor colección en los últimos años.
Karl Lagerfeld lo hizo una vez más. Apoderarse de una ciudad completa para presentar sus creaciones que tanto encantan a clientes, editores e influencers por igual. La clásica estética de Chanel, misma que ha forjado el káiser desde sus primeros paso en la maison, se funde con la ciudad natal del couturier.
Mucho tweed, naturalmente, y los emblemáticos trajes sastres abordados desde la herencia alemana de Lagerfeld. La colección, en su totalidad, evocó una vibra de los años sesentas —Sarah Mower y Tim Blanks atan las sailor caps en tweed con John Lennon y sus años de gloria en Hamburgo— entrelazando la vida nocturna que desató un movimiento de culto en la ciudad alemana. Y todo lo que puedes esperar del káiser, de manera literal, estaba ahí; botas thigh-high, una paleta de color que empieza con negro, pasa por tonalidades arenosas, y termina en negro.
Esta ocasión, Lagerfeld fue más allá. Suéteres de punto largos ramatados con botas thigh-high fue su manera de traducir el street style al lenguaje de la maison. ¿Quién lo hubiera pensado?
El regreso monumental de Karl Lagerfeld a su tierra natal se consagró con la elección del venue. Una verdadera escultura arquitectónica, el concert hall Elbphilharmonie, recibió a 1,400 invitados, porque así son las presentaciones de Lagerfeld, atestadas de espectadores. Y para acompañar la entrega, música en vivo por una orquesta dirigida por Oliver Coates y coordinada por Michel Gaubert —un verdadero espectáculo.
Calificada como una de las mejores colecciones del couturier durante los últimos años, esta fue un deleite fenomenal. Una entrañable curaduría que resaltó el verdadero significado de Métiers d’Art: resaltar el trabajo de sus artesanos, en primer lugar. Al final, una ovación a quien regresará a sus raíces.
Ve la colección completa aquí.
