En Las Vegas, la Pantera se presenta en tres dimensiones como parte de una activación en la Exosphere, la fachada del Sphere que cuenta con una pantalla LED de 53,883 m². Mientras que en Tokio, Cartier eligió el icónico cruce de Shibuya para presentar a su emblema en un monumental tríptico.
En París, su presencia cautiva en la Plaza Saint-Michel, en pleno Barrio Latino, emergiendo sobre la fuente con una instalación distinta que incluye un código QR para admirar a la Pantera en 3D. En cada rincón —desde Piccadilly y el Pont-Neuf hasta el Shanghai Exhibition Centre— Cartier y la Pantera se funden en exhibiciones monumentales: a veces atravesando la letra C o R del logotipo de la Maison, bastando solo una garra o una mirada para evocar de inmediato el nombre Cartier.





Recordemos que la primera aparición de la pantera en Cartier no fue como figura tridimensional, sino como un motivo. En 1914, la Maison utilizó el patrón moteado del pelaje de la pantera, representado con diamantes y ónix, en un reloj de pulsera. Ese mismo año, Louis Cartier encargó al artista George Barbier una ilustración titulada Lady with a Panther para una exposición de joyería, donde se mostraba a una mujer elegante con una pantera negra a sus pies.
La verdadera consagración de la pantera llegó con Jeanne Toussaint. Ícono de estilo nacida en Bélgica, era reconocida por su personalidad y por decorar su apartamento con pieles de pantera. Louis Cartier la apodó “La Panthère” por su carácter indomable y su espíritu libre. En 1933, la nombró directora creativa del departamento de alta joyería de Cartier, un nombramiento revolucionario para una mujer en aquella época.