La fuerza de la tragedia lorquiana cobra nueva vida en el escenario mexicano con Bodas de Sangre, una puesta en escena dirigida por Angélica Rogel que traslada la emblemática obra de Federico García Lorca al norte de México. En esta versión, los arquetipos clásicos se resignifican con acentos y contextos nacionales, haciendo eco de los dilemas sociales y emocionales que aún enfrentan muchas personas, especialmente las mujeres.

En medio de este universo fatalista y simbólico, Ana Guzmán se sumerge en el complejo papel de La Novia, una mujer atrapada entre el deber impuesto por su entorno y el deseo que arde dentro de ella. A través de su interpretación, Ana Guzmán explora las contradicciones internas del personaje y refleja con fuerza y sutileza las tensiones que muchas mujeres mexicanas viven a diario.

En entrevista con Dana Apigna, la actriz comparte sus impresiones sobre el proceso de creación, el impacto emocional del personaje y cómo esta experiencia ha resonado en su propia historia personal. Más allá del teatro, lo que Ana Guzmán nos revela es una reflexión honesta sobre el instinto, la libertad y las decisiones que marcan nuestro destino.

Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en "Bodas de Sangre"
Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en “Bodas de Sangre”

Dana Apigna:
Ana, sin duda asumiste un papel con una carga emocional muy fuerte. ¿Qué fue lo primero que te provocó esta historia cuando te ofrecieron el personaje y cómo fue transformándose tu relación con él durante los ensayos?

Ana Guzmán:
Esta es una historia que, como muchas personas, conozco desde la preparatoria. Desde muy jóvenes nos introducen a la obra de Federico García Lorca. Para mí, ha evolucionado mucho con los años.

Primero la conocí como este clásico literario. Después, tuve la oportunidad de asistir en dirección a una versión de Bodas de Sangre con Diego del Río, en el conservatorio que él fundó. Montamos la obra como proyecto de graduación, y fue ahí donde descubrí una nueva dimensión de Lorca, no solo como figura literaria, sino como un autor profundamente vigente. Cuando Angélica Rogel me llamó para audicionar, me emocioné muchísimo.

Al quedarme con el personaje de La Novia, sentí nervios e ilusión, porque sabía lo exigente que sería emocionalmente.

Dana Apigna:
Además, esta versión se sitúa en el norte de México, ¿cómo viviste esa adaptación?

Ana Guzmán:
Sí, la adaptación está situada en Sinaloa, lo cual le da un toque muy cercano. Esta versión traslada la tragedia a un contexto mexicano contemporáneo. La Novia es un personaje dividido entre el deber ser y el deseo.

Esa lucha interna resuena mucho conmigo. Yo crecí muy apegada al deber ser, pero he intentado seguir mi instinto. Justamente así fue como decidí dedicarme al teatro. Por eso, interpretar a La Novia ha sido profundamente significativo para mí.

Dana Apigna:
Y en ese sentido, ¿qué crees que conecta a tu personaje con las mujeres mexicanas de hoy?

Ana Guzmán:
La obra refleja cómo muchas mujeres aún se enfrentan a roles impuestos por la sociedad. En esta versión, los personajes no tienen nombres propios; son “La Novia”, “El Novio”, “La Madre”, etcétera, lo cual refuerza la idea de que muchas veces somos definidas por el rol que ocupamos, no por quienes somos. Eso todavía es muy vigente, especialmente en contextos más tradicionales fuera de las grandes ciudades.

Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en "Bodas de Sangre"
Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en “Bodas de Sangre”

Dana Apigna:
Angélica Rogel es una directora muy reconocida. ¿Qué aportó su visión a tu proceso actoral?

Ana Guzmán:
Angélica Rogel es brillante. Su comprensión del texto es profunda, y su visión fue muy distinta a la que conocí con Diego del Río. Me retó mucho a explorar todas las contradicciones internas del personaje. Incorporó simbolismos hermosos como las hilanderas que tejen el destino o el caballo representado por Leonardo, que interpreta Romanni Villicaña. Fue un proceso creativo muy enriquecedor.

Dana Apigna:
Has hecho obras muy distintas en tu carrera. ¿Qué aprendizajes actorales trajiste a esta puesta en escena y qué descubriste de ti misma?

Ana Guzmán:
Es la primera vez que trabajo con verso en español, lo cual fue un reto. Pero gracias a obras anteriores como Incendios o Despertar en Primavera, ya tenía cierta conexión con lo poético y la tragedia. Todo ese camino me ayudó a enfrentar este nuevo reto con más herramientas.

Dana Apigna:
Imaginemos que La Novia te escribe una carta. ¿Qué te diría?

Ana Guzmán:
Creo que me diría que no repita su error. Que escuche a mi instinto desde el principio, que no espere a tomar una decisión equivocada para después arrepentirme. Que elija lo que no me traicione como persona.

Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en "Bodas de Sangre"
Ana Guzmán: La pasión, el deber ser y el instinto en “Bodas de Sangre”

Dana Apigna:
Qué importante mensaje. Y después de este viaje tan intenso, ¿qué te gustaría que el público se lleve al salir de la obra?

Ana Guzmán:
Me encantaría que salieran cuestionándose sus propios roles. Que reflexionen sobre si están tomando decisiones desde el deseo auténtico o desde lo que se espera de ellos. Que se atrevan a ser congruentes con lo que realmente quieren.

Dana Apigna:
Y para cerrar, ¿qué sigue en tu carrera?

Ana Guzmán:
Voy a dirigir mi primera obra, lo cual me emociona mucho. Espero seguir contando historias que me muevan, y colaborar con artistas tan apasionados como los de este proyecto.

Dana Apigna:
Muchas gracias, Ana. Ha sido un placer conversar contigo. ¡Mucho éxito!

Ana Guzmán:
Gracias a ti, Dana. Disfruté muchísimo esta charla.

*IMAGEN: Mariana Rodríguez Aguilera