Aceptémoslo: la primera cita es emocionante. Todas tenemos la ilusión, tanto si lo decimos como si no, de que este pueda ser el bueno, el que nos haga vivir un amor de película.

Por Caro Saracho

Cuando aceptamos salir por primera vez, esa ilusión se manifiesta, porque ¡claro que podría pasarnos! De alguna manera tenemos que conocer al próximo, y perfectamente podría ser ese chico con el que vamos a salir. 

No digo que tengamos que sentir mariposas en el estómago, pero cada cita representa la posibilidad de conocer a alguien increíble para compartir nuestro tiempo. Y ahí estamos, eligiendo el tono de lipstick perfecto para lucir fabulosas.

Pero lo verdaderamente interesante viene después, cuando tienes que considerar si quieres repetir la experiencia o si mejor lo dejas pasar. Antes de mandar a volar para siempre a alguien, o de aceptar una segunda salida de ese chico que te pareció más o menos interesante, necesitas hacerte tres preguntas que aplican única y exclusivamente si estás en el área gris.

¿Qué es el área gris? Es el vaso medio lleno, medio vacío, el “no me encantó pero le podría dar otra oportunidad”, el “creo que si vamos a un lugar más divertido podría estar mejor”. Es decir, cuando te da un poco igual si lo vuelves a ver pero no quieres cerrarte a una buena oportunidad. Si estás en esa situación, necesitas hacerte estas tres preguntas antes de aceptar la segunda cita:

1. ¿Por qué quiero tener pareja?

Antes de cuestionarte si él tiene las cualidades que estás buscando, pregúntate por qué estás aceptando salir con esa persona. ¿Por qué estás buscando una relación?

Si la respuesta tiene que ver con tu soledad, con llenar algún vacío, con una necesidad de atención y/o cariño, entonces déjame decirte que una pareja no es la solución. Antes de salir a buscar nada, necesitas hacer un análisis hacia dentro para ver qué áreas necesitas trabajar para sentirte plena, feliz y satisfecha contigo misma, sin necesitar la aprobación ni la compañía de alguien más.

Cuando hayas logrado llenarte a ti misma, aparecerá alguien con quien valga la pena compartir tu tiempo y tu espacio, pero si te lanzas al ruedo desde una situación de necesidad emocional, entonces estás abriendo la puerta a una relación de codependencia que, como todas sabemos, nunca termina bien.

2. ¿Qué fue lo que me gustó de esta persona?

Es importante separar a la persona de nuestras expectativas. Empecemos con el atractivo físico. En general, ¿te pareció atractivo? ¿Qué atributos físicos te gustaron? Se vale hacer una lista para que sea más fácil entender si lo que te gustó es algo real, o es el potencial que le estás viendo. Es decir, si te gustó su altura, pero no te gustó la forma en la que iba vestido, estás aceptando una segunda cita basándote en el potencial que le ves. Y esto no tiene nada de malo, siempre y cuando no estés buscando cambiar la esencia de la otra persona.

Por ejemplo: si lo que no te gustó fue el color o el estampado de la camisa, eso tiene solución. Si no te gustó su estilo, y es algo con lo que no podrías vivir, entonces déjalo ir.

También haz una lista de las cualidades que notaste en él. ¿Es educado? ¿Es amable? ¿Te gustó la forma en la que trató a los meseros? ¿La forma en la que te preguntó a dónde querías ir o qué querías comer? ¿Te pareció interesante lo que hace de su vida?

Te aseguro que mientras vas escribiendo te estás dando cuenta de si realmente te latió, o si estás forzando la idea que tienes de él. Y eso es súper importante a la hora de decidir si vale la pena ir a esa segunda cita, porque si lo que le faltó al asunto fue tiempo para conocerse, entonces bien puedes darle una segunda oportunidad, pero si no sentiste esa química, ésta no aparecerá por arte de magia en las siguientes citas, y correrías el riesgo de acomodarte y conformarte con algo que no era para ti desde el principio.

Otra cosa que vale la pena considerar es si hubo algo que te hizo sentir incómoda, y la razón de esa incomodidad. Tal vez te sentiste incómoda porque no iba vestido de acuerdo al lugar que elegiste, en cuyo caso debes analizar si puedes vivir con eso a largo plazo (en caso de que la relación se dé), pero si te sentiste incómoda por algún comentario que hizo o por una situación que él propició y que es indicador de un comportamiento que no deberías tolerar, entonces tal vez no valga la pena dar una segunda oportunidad.

3. ¿Tengo tiempo/ganas de empezar una historia con esta persona?

Cuando conoces a alguien, te gusta y descubres que hay química y que todo parece fluir deliciosamente, ni siquiera te vas a cuestionar si tienes tiempo o ganas. Sin embargo, cuando conoces a alguien que parece buen partido y que tiene potencial (el área gris), pero no te fuiste de cabeza en la primera cita, entonces sabes que arrancar esta historia implicará un esfuerzo de tu parte. Antes de aceptar esa segunda cita y de seguir abriéndole tu vida, pregúntate si realmente quieres invertirle tiempo y ganas. Después de hacer la lista de la pregunta número 2, deberías tener mucho más claro si te estás aferrando a la idea de una relación o si de verdad es una persona que vale la pena conocer.

Darte una oportunidad con gente diferente a ti es fundamental para salir de tu zona de confort y encontrar personas que te hagan crecer, pero conformarte con el vaso medio vacío por aburrimiento emocional o miedo a la soledad, no te dará la relación que realmente mereces. Analiza las diferencias antes de abrirle la puerta a esa persona que, si te está volviendo a buscar, es porque ya decidió que tú sí vales la pena.

*IMAGEN: Film Still Pretty Woman