Moda
Un ícono se reinventa para abrir paso al más reciente modelo de Chopard. Se trata del St. Moritz, un reloj concebido por un jovencísimo Karl-Friedrich Scheufel en 1980 y que hoy, a través de la innovación artesanal y tecnológica que yace dentro de la casa relojera, se convierte en el renovado Alpine Eagle. El reloj es para los hombres que disfrutan del contacto con la naturaleza, pues está inspirado en los imponentes Alpes, pero que no dejan de ser clásicos.
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El Alpine Eagle es transgresor como su antecesor, pues está elaborado de Lucent Steel A223, uno de los aceros más ricos, preciosos y complejos. Nace a partir de un proceso de refundición que presenta las tres características únicas, como el oro. Su caja se compone por una corona de acero, carrura satinada en vertical con chaflanes pulidos, bisel satinado en vertical y cristal de zafiro antireflejante. Su esfera de latón estampada está inspirada en el iris del águila que, como su nombre lo dice, es una especie con fuerza altanera que reina majestuosamente. Finalmente, la aguja de flecha de los segundos toma la forma de pluma de águila, reafirmando el dominio total de diseño.
La asociación con el águila no solo cae en el extraordinario diseño y savoir-faire del Alpine Eagle de Chopard. Al ser amante del senderismo y el ski, Karl Friedrich Scheufel —ahora Copresidente de Chopard— se unió como socio fundador a la nueva organización, Eagle Wings. Con una misión fija, sensibilizar al público sobre la importancia, la belleza y la fragilidad de los biotopos alpinos, la asociación presentó su primer proyecto en septiembre de 2019 con la Alpine Eagle Race. Las imágenes más extraordinarias de los Alpes serán tomadas por águilas que iniciaron su vuelo desde cinco cumbres míticas de las imponentes montañas, para terminar en St. Moritz, el lugar —y nombre— que lo inició todo.
En México, el Alpine Eagle de Chopard fue presentado en el marco del SIAR 2019. Un lanzamiento que enamoró a coleccionistas y amantes de la Alta Relojería.