En la más reciente versión del clásico Frankenstein, de Guillermo del Toro, el vestuario desempeña un rol muy importante, ya que se convierte en un medio narrativo, íntimamente ligado a los conceptos de fe, deseo, esperanza y redención. En la cinta que se acaba de estrenar en Netflix, la actriz Mia Goth da vida a dos figuras femeninas que son el eje emocional del relato, y cada una de sus prendas y tonos cromáticos han sido cuidadosamente seleccionados para dotar de significados simbólicos a su presencia. 

Desde los primeros planos, el color rojo aparece en los atuendos de la madre del joven Viktor Frankenstein cuando aún es niño. El rojo actúa como representación del sacrificio maternal y del dolor inminente que acompaña la investigación científica hacia lo desconocido. Según reveló Del Toro, este tono hace referencia tanto a la pasión como a la tragedia, aludiendo al vínculo entre la ciencia del hijo y la ofrenda de la madre. 

Por otro lado, cuando Mia Goth encarna a Elizabeth Lavenza, su vestuario en tonos azules sugiere tanto devoción como distancia, ya que se manifiesta como símbolo de espiritualidad, de apertura, pero también de inaccesibilidad. Viktor no mira únicamente un cuerpo, sino la idea de vida que ella representa. 

Asimismo, la incorporación del verde en los atuendos de Elizabeth adquiere un papel ambivalente. Tradicionalmente ligado a la esperanza y a la regeneración, aquí el verde se presenta como puente entre naturaleza y protección, entre lo que puede renacer y lo que puede descomponerse. Esa tensión se manifiesta en la relación entre Elizabeth y el experimento de Viktor.

Finalmente, la presencia del blanco en el vestuario de Elizabeth en su último encuentro con la criatura, es la manifestación de una integridad frente a la obra fallida. Este tono funciona como símbolo de compasión y sacrificio, un contrapunto al caos y a la suciedad de la creación artificial. 

En conjunto, la escala de colores —rojo, azul, verde y blanco— traza un trayecto simbólico: del fuego promotor del saber al reconocimiento de la culpa, de la devoción a la esperanza, de la idea de pureza al acto de perdón. 

Detalles necesarios para crear esta obra, pero nada sorprendentes cuando se trata de una película del director mexicano Guillermo del Toro, especialista en detalles y simbolismos que dan vida a sus historias.