Moda
El cuero cabelludo es la base de un cabello sano. Sin embargo, suele ser una de las zonas más olvidadas dentro de las rutinas de cuidado personal. Al igual que la piel del rostro, el cuero cabelludo acumula residuos, grasa y células muertas que, si no se eliminan adecuadamente, pueden afectar la salud capilar. Mantenerlo limpio, equilibrado e hidratado mejora la apariencia del cabello y previene problemas como la caspa, la irritación o la caída excesiva.
El primer paso fundamental es la limpieza adecuada. Lavar el cabello con la frecuencia necesaria según el tipo de cuero cabelludo evita la acumulación de sebo y residuos. En cueros cabelludos grasos, se recomienda un lavado frecuente con un champú purificante, mientras que en los secos o sensibles conviene usar fórmulas suaves, libres de sulfatos agresivos. La clave está en masajear con la yema de los dedos, nunca con las uñas, para activar la circulación sin causar irritación.

El segundo aspecto a cuidar es la exfoliación. Este paso, que muchas veces se omite, ayuda a eliminar células muertas y restos de productos. Existen exfoliantes capilares específicos, tanto en formato físico como químico, que deben aplicarse cada dos o tres semanas. Su uso regular mejora la oxigenación de los folículos y favorece un crecimiento más uniforme del cabello.
La hidratación es otro punto esencial. Los sueros y tratamientos específicos para el cuero cabelludo aportan los nutrientes que esta zona necesita para mantener su equilibrio. Ingredientes como el ácido hialurónico, el pantenol o los aceites ligeros de jojoba y argán ayudan a conservar la barrera protectora natural. Es importante aplicar estos productos directamente sobre la piel, no solo en las puntas o el largo del cabello.

Cuidar la alimentación también tiene un papel decisivo. Un cuero cabelludo saludable requiere una dieta equilibrada, rica en proteínas, hierro, zinc y vitaminas del grupo B. Estos nutrientes fortalecen el folículo piloso desde el interior y ayudan a mantener una producción de sebo adecuada. La hidratación general del cuerpo, mediante el consumo suficiente de agua, también influye directamente en la salud capilar.
Por último, es recomendable evitar el uso excesivo de herramientas de calor y productos con alcohol o fragancias intensas, ya que pueden alterar el equilibrio natural del cuero cabelludo. Permitir que respire, protegerlo del sol y dar pequeños masajes de manera regular son hábitos simples que marcan una diferencia visible con el tiempo.